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10 de septiembre, 1977 ━━━━━━━━━━━━━━━ CHAPTER FOUR
"Got a pretty face, a pretty boyfriend, too I wanna be you so bad and I don't even know you"
— Me veo ridículo. —Remus bufó, mientras James le peinaba un poco el cabello. — No quiero hacer esto.
Sirius quien se encontraba recostado en la cama de Potter, respondió— ¿Cómo piensas olvidarte de August si no sales con otras mujeres? Además, esta chica es excelente para ti. —Por primera vez, lo miro. — Le gusta leer, y no cree que eres un bicho raro. Sin ofender.
— Pero, no es August—susurro, solo perceptible para él, y James.
— Todo saldrá bien, estaremos a unos pocos metros de ti. — El de anteojos lo calmó. — Si quieres irte, solo haz la señal.
Lupin se miró por última vez en el espejo de aquella vieja habitación, y respiró hondo. — Bien, hagamos esto, antes de que me lamente.
— ¡Andando, camaradas! —Black grito, levantándose de un salto.
Lily soltó una carcajada mientras escuchaba lo que Marlene contaba. — No te burles. —La rubia se quejó—. Fue la peor cita del mundo.
— Al menos, tú no saliste con un muggle. —August acotó. — Imagínate estar con una persona que niega la existencia de la magia—exclamó. — ¡Fue insoportable!
— ¿Una Slytherin saliendo con un no-mago? —Pettigrew preguntó con sorpresa.
— Fue una etapa muy oscura de mi vida. En mi defensa, era lindo. —Dio un sorbo al café que reposaba frente a ella—. Pero, muy escéptico.
— Yo jamás salgo con hombres más lindos que yo. —Marlene sentenció. — La única que debe resaltar soy yo, entonces, cuando las personas nos vean juntos, solo pondrán sus ojos en mí. —Sonrió con arrogancia.
— Realmente eres la versión femenina de Sirius. — August carcajeo ante el comentario de su hermana.
Los cuatro jóvenes continuaron con su charla dentro de aquella cafetería tan popular entre los estudiantes de Hogwarts; el lugar estaba −sorprendentemente− vacío aquel día, por lo que, la Slytherin se sentía mucho más cómoda. Detestaba cuando los lugares estaban repletos de personas, se sentía sofocada rápidamente, y terminaba atravesando malos momentos. Uno de los ‒tantos‒ síntomas de su ansiedad que odiaba. No poder disfrutar momentos con las personas que amaba por su maldito trastorno.
La Slytherin sonrió ante la anécdota que Peter estaba contando, sin soltar la taza de tonalidad hueso que ayudaba a calentar sus manos, siendo completamente ajena a lo que ocurría a sus espaldas. Sin embargo, Lily fue la primera en notar la presencia de los dos amigos ingresando al bar; un poco confundida por la situación, prefirió no hacer comentarios al respecto, y se mantuvo en silencio mientras oía al único varón de la mesa.
