—Al contrario— la interrumpo, logrando sonreír— Me alegra mucho que hayas decidido ayudarme. En serio me ayudas mucho— camino a la cornisa mientras lo digo, y ella hace lo mismo.

Recargado mis antebrazos en ella y veo el borde, ¿cuántas veces hemos estado aquí? No muchas, claro está. Pero siempre se siente como la primera, cuando la conocí.

—Supuse... — ella vuelve a hablar— que si decidiste hacer eso, era porque pensabas que ya no tenías otra opción. Y yo no quería que lo pensaras.

Lo que me dice me hacer recordar algo que alguna vez oí. No se si fue en la televisión o en el radio, tal vez fue en la calle o mientras vagaba por hay en mi celular. Pero si se que lo recuerdo completamente.

—Una persona dijo una vez: "Creo que las personas que han experimentado las mayores tristezas son las que siempre se esfuerzan más en hacer a otros felices. Porque ellos saben en carne propia lo que es sentirse desolado y abatido y no quieren que nadie más se sienta así"

Al terminar de decirlo, no la miro, porque tal vez tenga razón, pero puede que tampoco la tenga. Espero un poco más, y la volteo a ver. Ella me esta mirando, atónita, debo mencionar, pero aún así ninguno de los dos aparta la mirada. Porque sabemos que debemos avanzar.

—Lo que dices tiene mucho sentido, lo admito— dice evocando una sonrisa— Y tiene mucha razón, pero por ahora, solo me importas tú.

No comprendo lo que dice, ¿"Tiene mucha razón"? Si lo tiene, significa que ella también se siente, o sintió, como yo. Pero no tiene sentido, ella... ella... para ella es muy fácil sonreír. Se ve tan hermosa cuando lo hace, sin embargo, no es una sonrisa triste. Nunca lo es, solo cuando yo también estoy triste. Pero aun así, nadie es tan buen actor.

—Pero...

—Shhh— ella me interrumpe y suelta una carcajada— Los príncipes hablan mucho. Pero, si te es reconfortante... algún día hablaremos sobre mí.

Yo hago un puchero, no me parece justo. ¿Por qué una persona que me importa tanto tiene que esperar? Ella nota mi disgusto y siento su mano sobre la mía, igual que siempre. Por alguna razón me calma.

—Por ahora... — ella continúa— yo sé que también quieres hablar sobre ti— con su cabeza, señala el poste de luz, el de hace un momento, donde se encuentra la nota. Y el dolor de hace un momento se hace presente de nuevo.

—De echo... — ahora yo digo— te quería dar las gracias otra vez— ella se muestra confundida— Por el lugar al que me llevaste hoy, fue grandioso— ella nota que hablo en serio, y que en serio se lo quiero compartir.

—¿Ah, si? ¿Y por qué?

—Pude sentir a Ezran— ella sonríe, porque se da cuenta, igual que yo, que se lo cuento como si nada— Pero fue extraño. Sentí como si estuviera aquí otra vez, como hace varios meses. Simplemente, me siento muy ligero, como si hubiera podido hacer algo que no podía. Porque pude decirle que lo amaba, y que lo sigo amando. Y el me lo dijo también.

Y es la verdad, el peso de mis hombros que he tenido desde ese incidente se ha ido por completo. Y todo es gracias a Rayla. Me siento tan ligero, tan calmado, tan feliz.

—¿Me puedes hablar un poco de él?— ella me pregunta, algo avergonzada. Pero la sonrisa que le regalo, hace que eso desaparezca por completo.

Alguien Para TiWhere stories live. Discover now