Capítulo 24

73.6K 5.1K 793
                                    

¡Si compras la versión en físico de Corazón de cristal o tienes algún dibujo hecho inspirado en esta historia no dudes en contactarme! Me hace mucha ilusión. *-*

Disfruten del resto de la cita, estos capítulos son bellos... como la calma antes de la tormenta... AH, PERDONEN MUAJAJAJA

Ya sé que es al revés, pero saben por qué lo digo 7u7 *maldad*

Ya sé que es al revés, pero saben por qué lo digo 7u7 *maldad*

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

En los brazos de Owen el mareo va disminuyendo de a poco. Su semblante es de total preocupación, y no lo culpo, el mundo no deja de bailar a mi alrededor. Tengo ganas de cerrar los ojos, pero Owen me implora que no me rinda, que lo mire. Al cabo de unos minutos ya todo vuelve a la normalidad, ¿será por qué no fue tanta información como antes para marearme por demasiado tiempo?

Intento pararme, pero Owen no me suelta. Su abrazo es tan protector que hace imposible dejar de pensar en él. Luego de insistir por décima vez, me permite ponerme de pie, pero tomándome de la mano, y cada una de las palabras dichas golpean mi mente.

Él no me puede decir muchos detalles porque podría perder mi memoria.

Alguien quiere que yo no me entere.

Owen conoció a alguien importante aquí.

Y eso no me deja en paz.

Importante.

Persona.

Para él.

Debo tranquilizarme. Owen me quiere, y sí, pudo haber habido alguien más en su pasado, ¿y qué? Nada. ¿Cierto? Tengo que dejar de preocuparte. ¡Ya basta! ¡Es nuestra cita! No puedo estar perseguida de ésta forma. Tengo que disfrutar.

¡Hey, estoy en Córdoba! Con él. Juntos en una noche hermosa frente al lago...

Bueno, eso tampoco ayuda. Ya que, estoy en el lugar «especial para él», porque aquí conoció a alguien «importante». Y tal vez, más importante que yo...

¡Uff!

¿Tan pesimista? Ay. Ya. Emma.

—¿Qué ocurre, Emma? —Pregunta con el entrecejo fruncido.

Como si no escucharas lo que pienso...

—Eh... dice—. Yo... de hecho no estaba atento. No lo oí.

¿No puede oírme? ¿En serio? ¿No me oyó? Me quedo boquiabierta.

No, Emma. Sí te oigo, pero ya lo dije antes: quiero que sea normal, quiero que sientas lo nuestro como algo natural. No paranormal... o complicado. Nada de eso. Nada de ángel y... humana. Simplemente, nosotros.

—Entonces... ¿Intentarás no oírme?

—Síp. Por hoy.

—¡Eso suena grandioso! ¡Puedo ser libre! —Digo soltando un grito dramático y levantando las manos en el aire.

Corazón de cristal [LIBRO 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora