El poder heredado

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Era una mañana tranquila, la brisa movía lentamente el pasto y el pelo de dos chicos acurrucados uno  sobre el otro.

El bicolor se despertó al sentir dicha brisa.

El príncipe abrió poco a poco sus ojos y miró enfrente de él al chico que lo acompañó toda la noche mirando las estrellas.

El pecoso estaba dormido y abrazando con fuerza a nuestro príncipe, la brisa apenas le llegaba a mover unos pequeños mechones de pelo gracias a que el bicolor lo cubría perfectamente con su cuerpo.

Shoto intente no moverse mucho para no despertar al chico frente a él pero el sonido de los caballeros de fuego se escuchaba muy cerca así que no tenía más opción que despertar al pecoso.

Shoto:- Midoriya, Midoriya, despierta -

Midoriya:-mmm....- se quejó aun dormido-

Shoto:- Midoriya-movió un poco su cuerpo para poder despertarlo

Midoriya:- mmmm... haaaaa-bostezó mientras abría lentamente los ojos.

Lo primero que vio el aprendiz fue el pecho del bicolor frente a él, miró hacia arriba y vio la cara sonriente de su amigo mirándolo fijamente.

Shoto:- buenos días-

Midoriya:- bue......buenos días-

Shoto:- lamentó haberte despertado-

Midoriya:- está bien-

Ninguno de los dos dejó de mirarse en esos momentos, tenían los ojos fijos el uno sobre el otro.

Midoriya veía el rostro sin roca de su amigo, no podía deber de mirarlo. Era cierto, como dijo el día anterior, él tenía una cicatriz que abarcaba un cuarto de su rostro, pero eso no hacía que el chico dejara de verse atractivo. El aprendiz quería grabar el rostro de su amigo para siempre antes de que la maldición apareciera otra vez.

Mientras que el príncipe apreciaba las bellas pecas que iluminaban el rostro del chico abrazándolo y mirando como la brisa de la otoño movía cada mechón verdoso de su cabello.

Ambos se sentían extraños al estar de esa forma pero no querían separarse ni un momento de esa posición, solo quería pasar el resto de sus días así, sintiendo la calidez del otro que calentaba el corazón de ambos.

Pero esa bella situación fue interrumpida por los caballos del rey que sonaban a unos cuantos metros del escondite.

Shoto:- tienes que irte-

Midoriya:- ellos están cerca, esperemos otro rato más en lo que se alejan-

Shoto:- pero que pasar con tu maestro?-

Midoriya:- le dije que me quedaría a dormir aquí, ademas aún es temprano, puedo estar contigo un rato más.-

El pecoso se separó un poco pero no deshizo el abrazo para extender su mano hacia el rostro del bicolor, acariciando su lado izquierdo, más en específico, a su cicatriz.

Shoto:- olvidé que la maldición no estaba a esta hora - dijo bajando la mirada ante la pena de su cicatriz.

Midoriya:- como te dije ayer , no me desagradas ni me das asco, eres hermoso tal y como eres-

El amor y la guerra Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ