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Midoriya:-empezaremos buscando en el mercado, soy de pueblo y se que en ese lugar los rumores son frecuentes y podremos encontrar alguna pista entre eso rumores.-

Uraraka:- pero hay qué pasa desapercibidos, no queremos que reconozcan que somos caballeros-

Midoriya:- el mejor lugar para encontrar todos lo chismes del reino es en la taberna-

Uraraka:- tienes razón-

Iida:- sigo creyendo que es una mala idea-

Midoriya:- tranquilo Iida, si quiere entraremos sólo Uraraka y yo, tú quédate a vigilar-

Iida:- mi deber es cuidarte. Son ordenes del Rey

Midoriya:- si los sé pero yo sé cuidarme sólo.-

Iida:-no puedo desobedecer al rey-

Midoriya:- entonces acompáñanos, solo no hables. Hay todo tipo de comentarios ahí.-

Uraraka:- Aizawa nos estará vigilando-

Midoriya:- si, pero sólo de lejos, podremos escaparnos de él sin problemas-

Iida:- supongo que si no causamos ningún disturbio o llamamos la atención no habrá problema-

Tanto Midoriya como Uraraka sonrieron ante el comentario de Iida.

Midoriya:- entonces nos veremos en la puerta trasera en una hora. Eso nos dará tiempo para tener todo listo.-

Uraraka:- si-

Iida:- estaré preparando por si no llegamos a encontrar con algún caballero de magia obscura-

Los tres tomaron caminos separados cuando salieron de la sala de entrenamiento.

Midoriya fue directamente a su cuarto para ir por sus cosas y quitarse la armadura que usaba al entrenar.

Dejó la armadura sobre su cama mientras se rescontaba sobre esta para descansar.

Midoriya:- ahhh— exclamó cansado.

Quería descansar y dormir todo el día después de un duro entrenamiento junto con los demás de su clase, pero no podía dormir, no sabiendo que su amigo podía estar en problemas .

Por lo qué el bicolor le había contado de su familia y él como era su padre respecto a él .

Se levantó de inmediato y dispuesto a volver con su amigo.

Tomó su bolso y empezó a guardar todas las cosas que creyó necesarias, una libreta, pluma, algunas monedas y un trozo de pan para el camino.

Cuando movió la libreta para guardarla se cayó un libro junto a ella.

Midoriya:- mierda-

Se agachó y tomó para volver a colocarlo sobre la mesa pero se percató que no era un simple libro, era el libro que Shoto la había prestado, el libro que el bicolor tanto amaba porque su madre se lo leía de niño, al parecer se le había olvidado entregárselo.

Midoriya:- Shoto— dijo mientras acariciaba el libro con delicadeza recordando a su amigo.

Tomo el libro y lo metió a su bolsa y salió con más determinación.

Iba a recuperar a su amigo a toda costa.





Estaban justo enfrente de la taberna, los tres tenían miedo ya que era un lugar donde había todo tipo de personas como criminales y bandidos, así que debían tener cuidado, pero ahí siempre hay rumores y chismes entre los mismos ciudadanos así que era perfecto para recolectar información de cualquier tipo.

El amor y la guerra Where stories live. Discover now