Horas, no minutos

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Dejé que SooBin y Sunoo siguieran de amigos en la piscina, en cuanto a mí, fui directo al bar del hotel y pedí el trago más fuerte que tuviera.

Escoció mi garganta como si me estuvieran fusilando en ese preciso momento, pero no era nada comparado con la vergüenza que sentía. Se suponía que era mi luna de miel con Sunoo, no entendía por que SooBin tuvo que venir a arruinarlo todo. Era mi amigo, gracioso y un chico estupendo, pero no era el momento más adecuado para venir a "animar las noches", de eso me podía encargar yo sin la ayuda de nadie.

De pronto, mientras bebía, sentí una mano delicada en mi hombro. Supe de inmediato que no era Sunoo, él sólo iba y me gritaba, o me golpeaba en el hombro o cualquier tipo de cosa infantil que por más años que pasáramos juntos, nunca dejaría de hacer como si fuéramos los mismos niños de ocho años.

Giré mi cabeza lentamente y me encontré con una chica rubia, más o menos de la misma estatura que Yi Soo, pero con unos ojos azules muy profundos y bonitos. Sin embargo, era muy femenina y seductora no tenía la gracia y simpatía que desbordaba mi esposo.

— ¿Qué hace un chico como tú bebiendo a estas horas? ¿Quieres que te acompañe? —me habló en ingles. Debía tener más de veinte años, se le notaba en la mirada y en la voz. Además, parecía dispuesta a todo porque la invitara a una copa.

No me aprecia hablar con ella, pero tampoco estar solo bebiendo como un condenado horas después de bajarme de un avión, así que no reclamé cuando ella se sentó en la silla que estaba a mi lado.

— ¿Cómo te llamas? —me preguntó. Me miraba de arriba abajo, analizando la ropa cara que la madre de Sunoo me había regalado para el viaje. Seguro pensaba que era su día de suerte.

— Connor —mentí.

Connor era el nombre internacional de Sunoo, no creía que se enojara si tomaba prestado su nombre para burlarme de una cualquiera por unos minutos. Estaba seguro que si fuera Sunoo, me hubiese regalado encantado toda su identidad, le fascinaban este tipo de bromas.

— Yo soy Roa —traté de disimular mi asombro lo mejor que pude, a veces para esas cosas era bastante bueno, para ocultar mis sentimientos.

— ¿No eres de aquí, Connor?

— No, soy de Corea —cada vez se acercaba más hacia mí y recargaba todo su pecho sobre el mesón del bar, su escote resistía todo lo que podía por no reventar frente a mí.

— Yo soy de Boston, Massachussetts —comencé a odiarla tan rápido como hablaba. Me contaba cosas que no preguntaba y eso era desagradable. Entonces, cerca de la entrada al bar, divisé la melena negra de Sunoo. Ya no estaba con SooBin y parecía algo perdido, seguramente no sabiendo a dónde ir o que hacer.

Deseé que dejara de lucir como un niño extraviado para que me fuera a rescatar de esa bruja que tenía a mi lado, que se las arreglaba para seguir hablando de sí misma sabiendo que no la estaba escuchando. Pero Sunoo no era así, él era un chico todavía.

Y no sabía si amar u odiar esa parte de él. Finalmente, me vio. Y agradecí la distancia que nos separaba, porque pareció que un aura oscura lo rodeó de repente y que todo su rostro se ponía pálido. Ni siquiera esperó o esquivó a las personas que se le cruzaban, caminó a toda prisa y con decisión hacia mí. Le sonreí como nunca cuando estuvo lo suficientemente cerca como para distinguir las expresiones de mi rostro, le dediqué la sonrisa más inocente y a la vez burlona del mundo. No planeé causarle celos, pero era una pequeña venganza por lo de SooBin.

— ¡Sung Hoon, cariño, te estaba buscando! —exclamó en Coreano. Roa se dio vuelta a mirarla y se tapo la boca para reírse de Sunoo. Al parecer entendió.

Marry me (Sungsun) - AdaptaciónWhere stories live. Discover now