Secuencia de desastres

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Acariciar la mano de Sunoo. Ahora no lo hacía porque quisiera pedirle perdón, como acostumbré todos estos años, sino que lo hice para que supiera que estaba allí con él, a su lado y que desde este día no lo abandonaría.

— Sung Hoonnie Hyung, no te duermas con el traje puesto —me dijo Sunoo cuándo me acosté en "nuestra" cama. Veía las cosas como si estuvieran cubiertas de una neblina brillante y espumosa, lo único que distinguía era lo bello que seguía luciendo él a pesar de estar cansado por un día tan agotador como nuestra boda. El alcohol se me subió a la cabeza enseguida, deseaba tenerlo entre mis brazos como antes, de verdad lo deseaba. Pero reprimir mis impulsos y mantuve el poco autocontrol que me quedaba para quitarme el traje y ponerme el pijama.

— Por Dios, estás tan ebrio. Juraba que volverías a besar a Sunoo —no entiendo de que estaba hablando, y ¿yo besar a Sunoo? Él me besó a mí.

— Soy irresistible, lo siento —río conmigo y se quitó el traje frente a mis ojos. Quedó en ropa interior y abrí los ojos ante la confianza que teníamos de pronto. Él se dio cuenta e hizo una mueca.

— Ya estamos casados, es legal. Además no es la primera vez que me ves así, si mal no recuerdo: estuvimos desnudos en este habitación hace un tiempo —me perdí en ese glorioso momento. Aún siento los nervios a flor de piel y las imágenes eran tan nítidas dentro de mi cabeza que por culpa del alcohol, que me quedé imaginando y recordando lo que pasó y lo que puso haber pasado.

— No seas un pervertido, Hyung —Sunoo me lanzó una almohada al darse cuenta de lo que pasaba por mi mente. Me reí y lo invité a acostarse a mi lado.

— Disculpa, pero ahora "es legal" —le respondí con sus propias palabras.

(...)

Al otro día, mi cabeza era una bomba de tiempo. Beber dos noches seguidas no era lo más recomendable, pero se me quitó todo el dolor -o me obligué a dejar que quejarme cuando no vi a Sun a mi lado.

¿Había sido un sueño?

Oh no, ¿y si soñé todo? ¿Si soñé que finalmente me había confesado y que nos casamos? No podría seguir viviendo así.

— ¡Sung Hoon, es el día! —exclamó alguien. Era la voz de Yi Soo, que entró deprisa a mi habitación con los ojos tapados por su mano y se puso a dar saltos en el umbral.

— ¿De qué día me hablas? —le pregunté asustado.

— ¡Del cumpleaños! —gritó. Y mi vida se vino abajo. Todo había sido un sueño. Jamás besé a Sunoo, jamás me confesé, jamás nos casamos.

Frote mis ojos, arruinado como estaba no quería celebrar mi cumpleaños otra vez. No sería capaz de confesarme en la vida real. Por supuesto que todo había salido de las mil maravillas y me había casado con Sunoo, todo porque lo soñé.

— Yi Soo, hermosa, no estoy de ánimos —le dije abatido. Sólo quería quedarme acostado hasta que me consumiera en mi miseria y muriera.

— Pero Sunnie te está esperando con el desayuno listo, se enojará mucho si sabe que no quieres celebrar su cumpleaños.

Me levanté de golpe. — ¿Su cumpleaños? —susurré.

— ¡Lo olvidaste! Te va a matar. Estaba muy emocionado de que la boda fuera un día antes de su cumpleaños.

¡Claro! Era el cumpleaños de Sunooonie, lo había olvidado por una milésima de segundo por culpa de la resaca y los preparativos. Él tenía todo el derecho a matarme. Pero si mis veinte ya pasaron, eso significaba que en realidad me había casado con él, y que esto de la boda era la realidad y que pasaría el resto de mi vida con Sunoo.

Marry me (Sungsun) - AdaptaciónWhere stories live. Discover now