Prólogo

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Mi abuela sentía una debilidad por Sung Hoon, siempre le consentía y le regalaba dulces a escondidas de mi madre. Ella creía que a él le faltaba cariño, pero la verdad es que no. Incluso mis padres querían más a Sung Hoon que a mí. Era un niño demasiado consentido para ser el hijo de la niñera.

Mis hermanos estaban encantados cuando él llegó, escondido detrás de la falda de su madre con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Yo sabía que su presencia significaba problemas.

El día que entró a nuestras vidas fue como un nuevo nacimiento, todos se preocupaban por el; si querían jugar, mi hermano y mi hermana se turnaban para entretenerlos; todo lo que él deseara estaba ante sus ojos en menos de cinco segundos. Y a mí me dejaron de lado, abandonado entre sonrisas que le dedicaban a él.

Fue la infancia más aburrida que se pudiera imaginar. A pesar de que la madre de Sung Hoon estaba allí para cuidarnos, su hijo era el protagonista. Era tierno, adorable, amable, cariñoso, risueño y un montón de bobadas más que pensaba la gente acerca de él. Sung Hoon se había robado mi lugar en la familia y lo peor es que a nadie le importaba.

Por eso lo odiaba.

Era estúpido, me decían mis amigos, ya que a mí nunca me faltó nada material. Pero lo que yo anhelaba era amor, sentirme especial para mi familia y no ser invisible. Sin embargo, era difícil destacar: mi hermano mayor, HoSeok, estaba estudiando economía para ayudar a papá en el trabajo, y Yi Soo, mi hermana menor, era tan dulce como el azúcar y la niña más sociable que haya conocido en mi vida.

En cambio, yo, era el que sacaba calificaciones promedio, el que no ganaba ningún premio en la feria de ciencias, el que no conseguía nada por sus propios méritos. Simplemente nadie.

Con los años, llegue a creer que esa era una de las razones por los cuales mis padres trataban a Sung Hoon como su propio hijo.

Cuando cumplió 18 le hicieron una fiesta, arrendaron un local e invitaron a los amigos de Sung Hoon y a los de mi familia. Fue espectacular hubo fuegos artificiales y mis padres le regalaron un auto cuando cumpliera 20 y sacara la licencia de conducir.

Cuando yo cumplí 18, tres meses después del cumpleaños de Sung Hoon, me regañaron por reprobar matemáticas y me inscribieron en una escuela de verano donde sufrí dos meses con chicos que no paraban de calcular nada. Lo único bueno de ese verano fue que conocí a SooBin y HeeSeung, los únicos que también fueron obligados a ir a esa escuela por reprobar.

Pero todo se complicó cuando Sung Hoon celebró su cumpleaños número 20 y mis padres decidieron hacer algo más íntimo.

Fue una pequeña reunión entre mi familia y la de él. Su madre seguía trabajando para nosotros, Yi Soo tenía 14 y mi madre la consideraba una niña aún. La hermana de Sung Hoon, JiSoo, viajó desde Londres hasta Corea para esa fecha. Ella, a diferencia de su hermano, me agradaba.

Mi abuela había ordenado hacer un pastel gigante de crema y chocolate, decoraron la casa con flores y mis padres le susurraban cosas a HoSeok con aspecto sospechoso.

En la noche, después de la cena especial que hicieron para Sung Hoon, mis padres se pusieron de pie y levantaron sus copas para hacer un brindis.

Dieron un discurso aburrido de lo mucho que lo querían y que era considerado como uno más dentro de la familia Kim.

Entonces la abuela, comenzó a soltar lagrimas de felicidad. HoSeok no paraba de sonreír y mis padres se miraron entre sí como a un punto de revelar un secreto.

Pero lo que dijeron fue más que un secreto, fue mi condena.

- Y por todo el cariño que te tenemos, Sung Hoon -dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión- Queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños. La mano de nuestro querido hijo Sunoo.

¿Listos?

Creo que esta novela va a ser una de las más "toxicas" entre comillas porque no lo es tanto que adaptare pero espero les guste.


Marry me (Sungsun) - AdaptaciónWhere stories live. Discover now