Capitulo 4 (Jane Vanella)

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Respiro, debería de estar acostumbrado a sus miradas, o solo tal vez solo sea mi imaginación. Sigo mirando los autos, la verdad no les tengo envidia, sé que un día tendré lo propio por mi trabajo, tal vez no lo mismo que ellos, pero abre ganado algo que a lo mejor ellos no tenían, esfuerzo.

Regrese al salón, me encontré con Cristiana, que me pidió que me santera a su lado, obedecí como lo había hecho toda la noche, ella parecía más acostumbrada a esa gente que yo. Ella ni siquiera se daba cuenta de cómo me miraban, por un momento creí que me confundirían con el mesero. Cristina saludo a otro sujeto, quien en seguida me miro y torció el ceño, debía ser otro de esos hombres ricos, aunque no me convencía.

Saque a bailar a Cristina y estuvimos platicando sobre el haberme invitado solo a una boda. Notaba las miradas de los hombres, pero también de las mujeres, algunas ni siquiera ocultaban que les atraía y eso me hacía sonreír de nuevo, al menos era más atractivo que esos hombres que tenían el triple de dinero que yo.

Lleve a Cristina al patio en donde la bese, y le recordé con quien venía. Me encantaba estar presente en la vida de esa mujer, me caía bien, era realmente sensual, y por alguna razón, me recordaba a mí. La interrogue, sobre si estaba molesta conmigo por haber aparecido en la boda, pero como suponía, mi presencia de alguna manera le agradaba. Después volvió a hacerme preguntar de porque estaba interesado en ella, le conteste lo mismo, dándole mimos, y haciéndola reír. Realmente quería estar con ella, me veía platicándole mucho de mi vida, la veía ya como a una amiga, realmente me sentía solo, como para me ganara una desconocida. Tuve que separarme de ella, un momento para ir al baño.

Fue algo rápido, no tenía mucho tiempo, tendría que irme en unos minutos, no quería, pero tenía un compromiso con Tim, realmente quería verla y tal vez, me surgiría un trabajo a última hora, como se acostumbraba. Regrese al patio, cuando encontré al jefe de Cristina, mirándola, torcí el ceño, ese hombre no se rendía.

- Puede ver pero no tocar.- dije. Le entrego la copa de vino a Cristina y la envolví entre mis brazos, le muestro a su jefe mi mejor sonrisa. - He visto cómo te miran varios hombres.-le susurro con toda intención de que ese hombre me escuche- Lo mejor de saber que sales con una mujer hermosa, es que sabes que muchos la miraran, eso es un problema para los celosos, pero, para hombres como yo, es como saber que ellos pueden ver lo que quieran, pero que yo seré el único que la tendré.- lo mire divertido por la situación, incomodar a la gente, era mi segundo trabajo. Cristina parece querer escabullirse, pero la mantengo a mi lado, pasando las yemas de mis dedos por su brazo, su jefe baja la mirada.

- Aarón, él es mi jefe Alejandro Alvarado.- Dice Cristina, quien tomo un trago de su vino, parece nerviosa. Tomo la mano de Alejandro, quien aprieta con más fuerza de la necesaria, lo miro a los ojos.

- Un placer.- dijo con hipocresía.

- Igualmente.- dice Alejandro- Es una gran teoría la que tiene.- me enredo más en Cristina, le besaría, pero no es justo de mi parte.

- Es la verdad.- tomo un trago de mi vino. Este hombre es interesante, y sé que a Cristina le atrae, debería de estar celoso, pero no es asi. Noto sus intenciones y no son nada buenas, dejar a Cristina en sus manos, no es una buena idea.

- ¿Usted no trabajara para la empresa?- casi derramo mi copa, perfecto, el tema que más me encanta, mi trabajo. Cristina me mira y está ocultando su sonrisa, quiere que hable de ello, es una traviesa.

- No.- Alejandro levanta una ceja.

- ¿En que trabaja?- evito reírme, no sé lo que pensara de mí, es un hombre serio, poderoso, es el típico hombre que me vera como un prostituto.

Quédate Conmigo # 2 Llévame al límite.( Completa) Wattys 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora