— No vuelvas a llamarme así, me dan ganas de vomitar.

— Bueno princesa — repitió la palabra.

— ¡Logan!

— Dime.

— No digas más princesa, suena feo. Creo que mañana hay un desayuno con tus padres, pienso que es el momento para hablar de esto.

— Está en tus manos, solo espero que nada cambie.

— Lo dudo un poco; ¿Cómo crees que reaccionarían?

— ¿Mis padres o los tuyos?

— Todos.

— Yo diría que ya no viviría más en tu casa porque ya sabes, siempre pensando en las peores cosas y no queremos que Mia sea madre tan pronto. Por lo menos mi madre lo tomaría bien y mi padre creó que también; igual y hacen más negocios junto a tus padres, en quien no me fío mucho es de tu madre que lo más probable es que arme un drama y me disculpas por lo que he dicho, pero no creo que lo haga pasar desapercibido y en lo que a tu padre concierne hasta y me adopta.

— Yo también creo que todos lo tomarán bien menos mi madre, siento que por esa parte algo no muy bueno vendrá, esperar que se viene.

— Qué sea todo menos un bebé.

— No existe la más mínima posibilidad de que eso suceda. No digas que mi padre te adopta porque suena a incesto.

— ¿No somos como hermanitos?

— No lo dañes todo solo por decir eso, no podría ni pensarlo así.

— A lo mejor y ellos si lo piensan así.

— Lo haces difícil.

— Piensa, nos conocemos desde muy pequeños y desde entonces hacemos lo que hacen los hermanos, soy sobreprotector y tú eres como una patada en el culo que me gusta.

— Por muy cierto que sea, no lo sigas diciendo, lo estás dañando.

— Bien, ¿Aún tienes dolores?

— No, por lo general son solo los dos primeros días; pero con tus mimos cualquiera se alivia.

— ¿Mis mimos o mis besos?

— No sé.

— Qué mal, le diré a la señora Meg que me prepare algo porque me estoy empezando a sentir mal.

— Mi falta te afecta.

— Ahora quién es la arrogante.

— También debo tener mis momentos.

— Te... — no pudo terminar la frase por qué Noah lo interrumpió.

— Hola, Mia — saludo Noah.

— Hola, ¿Cómo estás?

— Excelente y ¿vos?

— Muy bien.

— Me alegro.

— Me he empezado a sentir mal, ¿sabes si la señorita Meg podría hacer algo que me ayude a quitar el malestar? — preguntó Logan a Noah, se veían lindos, los dos son muy lindos.

— Te tengo la receta, deja de hacerte tantas pajas.

— Es que me pones y no puedo quedarme así en lo que llegas tú para... ya sabes.

— No me digas esas cosas que me sonrojan.

— Noah, ¿sí fueras homosexual saldrías con Logan? — pregunté, harían una linda pareja.

— No lo sé, ¿Tú saldrías conmigo? — le pregunto a Logan.

— En un caso hipotético, obvio que sí, eres grandioso.

— Oh, que tierno, en realidad yo no lo haría, me iría por mí Sugar.

— Qué cruel.

— Quizás podrías ser mi folla amigo.

— Yo feliz de tener ese pedazo de carne en mi cueva —no pude aguantar más la risa.

— ¿Si Logan no existiera saldrías conmigo? — preguntó Noah muy serio.

— La única forma de hablarte sería por un amigo o alguien así, no creería posible salir contigo.

— Mi chica es inteligente.

— Bueno, voy a ahorcarme con el papel higiénico — dijo despidiéndose con la mano y saliendo de la habitación.

— Logan, si mañana te sigues sintiendo mal debes ir a hacerte un control médico, sea una pequeña gripa o no, debes ir a hacerte ver.

— Si, iré con la señora Meg, después te hablo y aviso como sigo ¿Te parece?

— De acuerdo.

— No creo que te vuelva a hablar en lo que queda de la noche así que descansa.

— Bien, ten lindos sueños.

— Tú igual, saludos a tus padres.

— Besos — y con esto último finalizamos la llamada.

Desempaque mis cosas y las guarde en el pequeño closet que tenía la habitación, mis padres aún no llegaban y no pude esperarlos más, me quedé dormida.

Mi mejor tormento ©Where stories live. Discover now