Capítulo 41

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Después de unas cuantas bromas entre nosotros, tenía a Mia en el regazo, era tiempo de hablar sobre lo que hay pendiente y aunque no lo quisiera por qué estaba muy cómodo; debíamos hacerlo

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Después de unas cuantas bromas entre nosotros, tenía a Mia en el regazo, era tiempo de hablar sobre lo que hay pendiente y aunque no lo quisiera por qué estaba muy cómodo; debíamos hacerlo.

— Mia, podemos hablar sobre Dylan — no es justo que sea yo el que diga esto por qué ella fue quien se enteró que lo golpee y ella debería ser la que preguntara; pero veo que no tiene la mayor intención en hablar del tema.

— Bueno, voy a tratar de sonar lo menos grosera posible pero... ¿Qué pretendías con golpearlo? ¿Crees que tienes derecho de hablar conmigo de algo personal sabiendo que no somos nada?... Bueno, por ahora, eso creo.

— Lo tomo bien porque tienes razón en algunas cosas, creo que ya te dije por qué lo hice; me hierve la sangre saber que ese hijo de puta hizo sabrán ustedes dos que cosas y él viene a contarme las pretendiendo darme celos, tu algún día serás mía y no quiero que él siga hablando como lo hace de ustedes.

— Medio entiendo tu punto, ¿Por qué le dijiste que éramos novios?

— Me disculpo si eso te molesta pero cuando lo golpee dije cosas como que te respetará y le hice saber que tu eras mi novia. No estuvo bien por qué no somos nada pero tengo fe en que algún día pasará y lo que sea que es esto se hará oficial.

— ¿Qué te dijo exactamente las veces en las que ha venido?

— Cosas no aptas para todo público; pero para que tengas idea más o menos lo que dijo fue que la mamabas bien pero que sin duda se quedaba con la penetración, que cuando eso no tenías el cuerpo de ahora pero que aún así se la ponías dura.

— Solo dos veces hubo penetración y a eso agrégale un oral, nada más.

— Será creerte.

— ¿Celoso?— que si celoso, de pronto sí pero es como que ella me pregunte sobre primeras veces.

— No tendría porque, ¿Cuánto por qué mide cuatro centímetros?

— Qué optimista... Mentiras, no he dicho nada.

— Eso dirás de todos— dije en tono divertido, nada personal.

— De la tuya no hablo por qué es mía, no quiero que la envidien.

— ¿Te gusta?

— ¿Qué cosa?

— Dylan.

— Había entendido otra cosa — soltó una risa nerviosa y continúo. — Lo de Dylan es complicado y pues si debo dar una respuesta concreta sí, pero tú también.

— ¿Yo? — pregunté incrédulo, mientras pasaba un pedacito de su cabello detrás de las orejas.

— Pero es algo de no hace mucho tiempo, y debo conocerte un poco más de lo que ya sé, me gustas pero no tanto como él.

— Lo que sea que hemos tenido estos días... ¿Te gusta?

— Si, me gustaría tener algo más pero necesito conocer quien es el verdadero Logan, que te gusta aparte del sexo y muchas más cosas. Toca reconocer que seas tipo sátiro me gusta por qué somos parecidos en ese ámbito.

— No me has mandado el libro que dijiste, espero algún día tocar tus libros físicos como lo hago contigo.

— Eso sonó mal.

— Muy mal.

— Tengo hambre y si... ¿Vamos de compras? No hay nada más que hablar de Dylan

— Bien.

Mi mejor tormento ©Where stories live. Discover now