CAPÍTULO 42 | CUMPLEAÑOS |

En başından başla
                                    

— espero que te guste — sonrió y se metió a la cama junto a mí.

— si fuera una caja vacía me gustaría sólo por el hecho de que tú me la estás regalando

Ella sonrió.

Rompí el papel con calma y luego despegué las cintas de la caja. Era un portaretratos en forma de árbol, en cada rama colgaba un cuadrado pequeño con fotos. Comencé a mirarlas; ______ haciendo muecas, yo haciendo muecas. Ambos haciendo caras ridículas, otras besándonos y la famosa foto del "te extraño", sonreí mirándolas y recordando cada momento que habíamos vivido en esas fotos.

— ¿me gusta? — preguntó.

— me encanta amor, gracias — la miré.

A ella se le dibujó una sonrisa, casi aliviada.

— eres perfecta ¿sabías?

— aveces debes recordármelo — bromeó.

Dejé el árbol en el velador y me metí debajo de las sábanas junto a ella.

Rápidamente mis besos llegaron a su boca. Me acerqué lentamente a su cuerpo. Iba a ser una larga noche...porque ella es completamente mía y yo soy completamente suyo, por todo el tiempo que quisiéramos.

(...)

— ¡levantate Tom! — escuché a mi hermano gritar afuera de mi habitación.

Demonios.

Me puse de pie, me duché y luego me vestí. Hoy era el día de ir a ver un departamento. La casa estaba casi vendida y con el dinero alcanzaba para mi departamento y el de mi hermano.

— ¿todo bien? — preguntó Sam sonriente.

— si, no fastidies

Desayunamos y primero fuimos a ver los departamentos en los edificios que él encontraba "lindos". Recorrimos alrededor de tres edificios y diez departamentos diferentes, hasta que anotó el número de telefono del lugar que le había gustado.

¡Era mi turno!

En realidad no tenía muchas opciones así que Sam me ayudó bastante a escoger edificios, según él tenía que estar en un buen sector y un sin fin de reglas más. Hasta que finalmente llegamos a uno que llamó mi atención.

Cocina americana, tres habitaciones grandes, un baño amplio, balcón con vista a las montañas. Sala de estar y en el piso diez, era perfecto.

— este quiero — dije sonriendo mientras analizaba cada centímetro del lugar.

— ¿estás seguro? ¿no quieres ver más?

— no, olvídalo. Me duelen las piernas por tanto caminar, este es perfecto

— ¿no crees que es muy grande? — preguntó mi hermano poniendo su vista en la mía.

— si, pero no viviré solo — sonreí.

— ¿de que hablas? — enarcó una ceja.

Moví mis cejas de arriba hacia abajo y él entendió enseguida.

— ¿crees que ella quiera?

— no lo sé, haré lo que sea
.


El hombre nos miraba conversar y luego le preguntamos sobre el dinero, se pasaba del dinero que tenía, pero tenía ahorros.

Ganar perdiendo | Tom HollandHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin