Autodenominados

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CAPITULO 16



Despertó a causa del sol que se filtraba por la ventana y golpeaba en rostro. Sus ojos estaban hinchados, no estaba segura en qué momento había llegado a aquel lugar ni quién o cómo había acabado en esa cama pero ya no importaba, se acomodó entre las gruesas sábanas y cubrecamas y se arropó, se cubrió hasta la cabeza y se hizo un ovillo y volvió a llorar. Después de varios minutos en los que volvía a analizar su situación, recordando todo lo que aconteció la noche anterior decidió que debía volver, tenía que encontrar a sus hijos, tenía que saber qué había pasado con Kara y con el resto. Cuando se destapó la cabeza vio en la puerta del dormitorio a una mujer alta, cabello castaño oscuro y piel canela, la reconoció como Diana, y sintió algo de tranquilidad al ver una cara conocida.

- ¿Cómo estás?

- ¿Dónde está Kara? – preguntó sentándose en la cama, Diana la miró en silencio un par de segundos que parecía una eternidad para Lena.

- No lo sé, aún estamos esperando que se reúnan todos. – comentó pasándose la mano por el rostro – El almuerzo está servido, puedes bajar en cuanto estés lista. – dijo Diana y Lena asintió sin más.

Dentro del dormitorio había un cuarto de baño donde Lena se dio una ducha, al salir encontró sobre la cama una muda de ropa para que se vistiera y agradeció mentalmente a Diana por ayudarla y cuidarla. Se miró en el espejo, tenía ojeras los ojos aún hinchados y rojos, la piel más blanca casi fantasmal. Cepillo su cabello y bajó una vez que se sintió lista.

La casa no era grande, era una cabaña de dos plantas. Abajo estaba distribuido el espacio entre una sala, un comedor, la cocina y un baño. Arriba había tres habitaciones de medio tamaño y dos baños. La cabaña estaba rodeada de espesos árboles y vegetación, el canto de las aves se escuchaba y Lena sabía que en cualquier otra situación, aquello sería relajante.

En la cocina estaba Diana sentada en una silla mientras tenía un plato con comida frente a ella, al otro lado había dos personas más, un hombre y una mujer que no supo reconocer. Ellos le sonrieron y señalaron la única silla libre, Lena asintió levemente y sonrió en agradecimiento.

No tenía apetito, y por más que la comida se veía deliciosa no pudo ingerir ni la mitad de lo que estaba servido. Su mente no dejaba de trabajar y pensar, necesitaba actuar, necesitaba recuperarse.

- ¿Dónde está Kara? – volvió a preguntar en medio del largo y tortuoso silencio, los otros tres presentes se dieron una rápida mirada intentando ponerse de acuerdo en qué le dirían a la humana.

- No lo sabemos, Lena. – respondió Diana con total paciencia.

- ¿Y mis hijos? – preguntó con un nudo en la garganta.

- Están con vida, debemos prepararnos. Saldremos al anochecer. – dijo. Lena sintió un poco de alivio al saber que sus hijos estaban con vida, pero no pudo contener las lágrimas que nuevamente se hacían presentes presionando en sus ojos.

- ¿Dónde iremos?

- Tienen que esconderse, no sabemos quiénes están aún con vida pero sabemos que los que estaban en la casa de Jeremiah y Eliza pudieron escapar a tiempo. – explicó la otra mujer. Una menuda mujer de cabello negro y piel clara, ojos cafés y sonrisa suave – Deben ocultar su olor, deberían seguir como humanos. Tengo una camioneta que pueden utilizar.

- ¿Dónde están ellos? – quiso saber Lena del resto.

- Hay una propiedad en National City, supongo que fueron ahí. Sería lo más sensato suponiendo que los perseguían, intentar ocultar su olor y desaparecer. – respondió – Eliza sabría que llevarlos ahí sería seguro para todos.

Hasta el último día - supercorp AUWhere stories live. Discover now