2. Encumbrar volantín

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Narra Kirishima

En la semana me seguía juntando con el Baku y almorzábamos juntos con el Denki, el Sero y la Mina de vez en cuando. Todo piola hasta que mencionábamos al Midoriya.

—Deku culiao—lo puteaba cada vez que podía.

El otro día estábamos en educación física y tuvimos que hacer parejas para los ejercicios. Al Midoriya le tocó con el Bakugo y éste se puso terrible picao a choro.

—No voy a ser con ese weon po—reclamaba agresivamente el Bakugo al profe Might.

—¡Oiga, cuidaito con ese vocabulario, cabro sin respeto!—le respondió el profe tratando de mantener el orden, pero los weones no estaban ni ahí.

—Ya si solo tenemos que hacer ejercicios Kacchan—¿Kacchan? ¿Ah? ¿Por qué le decía así a mi pololo? Bromis. El Midoriya estaba tratando de hacerse el choro, cagado entero eso sí.

—¡No me digai así conchetumare!—le respondía el Bakugo terrible enrabiado y con la vena asomada. Parecía que se iba a hacer caca, me daba un poco de miedito, pero por algún motivo me atrae. Que masculino que es este hombre por Dios. Cállate, no es momento para weas jotas pensé después.

Yo estaba listo para agarrar a mi rucio antes de que se piteara a alguien. El Bakugo estaba a punto de aforrarle un manotazo al Midoriya y yo con el Todoroki reaccionamos altiro para agarrarlo, pero el Bakugo tratando de soltarse me aforró un combo en la ñata. Me empezó a sangrar y todo el curso me quedo mirando con cara de asustado, tampoco fue para tanto.

Me llevaron altiro a la enfermería y me pusieron hielito, después nos mandaron a la inspectoría a mí, al Midoriya, al Bakugo y al Denki por ponerse a apoyar la pelea y gritar como tonto culiao.

Narra Bakugo

Volvimos a la sala y el profe Might entro tosiendo y quejándose—¡Ooohh abran las ventanas, está pasao a cebolla y a axe! Que les he dicho chiquillos, no se echen desodorante sobre el sudor porque es más hediondo.

—La wea asquerosa—dije refiriéndome al olor del desodorante. El peliteñido del Kirishima estaba sacando justo el Axe de su mochila a punto de echarse, pero como me escuchó lo guardó fingiendo que buscaba algo.

El profe nos castigó y nos mandaron a hacer una presentación, el Kirishima de repente me preguntó—¿Oye te tinca si después vamos a mi casa a terminar el trabajo? queda cerca—le dije que sí porque sabía que si no lo hacía iban a llamar a mi vieja, me iban a poner un rojo y me iban a sacar la conchetumare. Me quedó mirando de nuevo con esa cara de pavo culiao que tiene y seguimos esperando a que terminara la clase para irnos.

Cuando terminó la clase nos fuimos a su casa, dijo que quedaba cerca, pero tomamos como tres micros de todos los colores y caminamos cinco cuadras pelás.

En el camino compramos la cartulina y unos heladitos. Por suerte andaba con plata y con mi pase.

Cuando llegamos el Kirishima se demoró caleta buscando las llaves, estaba preocupado porque no las encontraba y estuvimos a punto de pasarnos por la reja, pero se dio cuenta de que las tuvo todo el rato en el bolsillo y le pegué un pape por aweonao.

Entramos y el Kiri tiró la mochila a la chucha, yo la dejé en sillón y empezamos altiro a hacer el trabajo.

Cuando por fin terminamos nos pusimos a conversar y me sonó la guata porque lo último que había comido era un pan con chancho de colación y el trululú que compramos en el negocio.

—¿Tení hambre? Voy a hacer unos fideos porque yo si tengo—dijo.

Mientras el hervía el agua yo me paseaba por su casa viendo las fotos. Ahí vi un Kirishima con el pelo negro en el primer día de clases, un Kirishima guagua en la playa y también una foto de él con alguien que parecía que era su mamá. Se veía tierno.

—¿Oye y tu papá?—le pregunté desde el living mientras seguía viendo las fotos.

—Ah, se fue a comprar cigarros—dijo bien tranquilo mientras cocinaba.

Pusimos la mesa y cuando estaban listos, el Kiri sirvió sus tallarines con kétchup. Yo le eché ají y quedaron finolis.

Cuando terminamos de comer nos fuimos a la pieza del pelopincho y seguimos hablando un rato mientras él prendía la tele.

—La pase bien—dije.

El weon me quedó mirando con ojos de plato y con su típica cara de longi.

—Ay si yo igual te quiero bestie—me dijo tratando de abrazarme mientras se reía. Yo le empujé la cara.

—Tampoco te vayai por el chorro po' maricón—le dije medio que entre enojado y avergonzado.

De la nada, el weon se acercó y me chantó un beso. Sí, a mí me chantó un beso. Al principio como que me paralizé porque nunca se me pasó por la cabeza que este saco wea me iba a dar un beso, pero después me avispé y me paré supe rápido empujándolo a la chucha. Si pudiera le hubiera reventado la cara de un puro combo en el hocico, pero me acordé de que ese día ya le había pegado en la nariz.

- ¿Qué wea hermano?! - le dije mirándolo terrible alterado.

-CHUCHA - abrió los ojos y se puso más rojo que pichula de perro. -PERDÓN, NI LO PENSÉ, PERDÓN WEON LO HICE INVOLUNTARIAMENTE - seguía tartamudeando.

-Me senté en su cama nuevamente y nos quedamos caleta de rato en un silencio culiao terrible incómodo, me picaba el hoyo por irme.

-Ya chao, me tengo que ir - Me paré rápido, tomé mi mochila y justo antes de abrir la puerta el Kiri me agarró el brazo.

- ¡Espera! Puta disculpa, de verdad no se por qué hice eso, perdón si te molestó. - dijo haciendo puchero y le respondí:

-Ya pico, no importa. Igual me tengo que ir porque no le avisé a mi vieja y me va a sacar la cresta.

El Kiri me acompañó hasta el paradero y me indicó las micros que tenía que tomar y todo, nos despedimos y me fui a mi casa.

Todavía seguía procesando todo lo que pasó y recordando los detalles de ese momento.

Narra Kirishima

CONCHETUMADRE -me fui todo el camino pateando piedras y gritando- ¿De verdad le di un beso al Bakugo? Conchetumare, ¿Cómo chucha lo voy a mirar ahora en el colegio? Que vergüenza, no puedo volver al colegio weon.

Iba tan distraído pensando en eso que no me di cuenta de que unos weones me venían siguiendo, me cagué entero, me fui caminando rajado y llegué hecho un peo a mi casa.

Llegué y me tiré en la cama, me quedé toda la tarde pensando en lo que pasó y acordándome de cómo fue que le di un beso al mismísimo conchetumare del Bakugo Katsuki.

Me ponía rojo al recordar los labios del Bakugo, su olor y su cara media roja también.

Se hizo de noche y no podía dormir, recurrí a encumbrar volantín y me quedé raja...

Me gustai po, feo culiao | Kiribaku chilensisWhere stories live. Discover now