26 - ¡Por favor, no vayas a la escuela esta noche!

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Narra Kizano.

Miré a los lados con nerviosismo en busca de ella, de esa chica que tanto amo y que su vida depende de un hilo cada segundo que pasa. Quiero protegerla, sanarla y demostrarle cuando le amo mas no deseo presionarla.

Quién se imaginaría que el gran Kizano Sunobu, estuviera detrás de una chica cuando tiene un montón para elegir... Absolutamente nadie. Ayano me veía como un amigo, lo sabía, era fácil de leer lo que mostraban sus ojos, los ojos nunca mienten por más que trates de ocultarlo. Una sonrisa puede contar una historia, pero los ojos... Es algo totalmente diferente. 

Se notaba que estaba sufriendo, solo que se engañaba así misma y a los demás para soportar el dolor. Sentía que le estaba fallando por no protegerla como se debía. ¿Qué me has hecho Ayano? ¿Por qué eres tan importante para mí?

Frustrado revolví mi cabello y miré el callejón, nunca me preocupé tanto por una vida que no fuera mía pero ella lo vale todo. La vi ahí, entrando con timidez, apretando su mochila del estrés, su cabeza agachada con miedo, era un libro abierto.

El ambiente se sentía tan pesado, el cielo estaba gris, dando a entender que se aproximaba la lluvia. Dentro de la escuela nos esperaba detectores de metales, cámaras y los estúpidos miembros del consejo estudiantil pasando por los pasillos cada cinco minutos, eso incluía a Ayano. No quería que ella siguiera ahí, algo me daba muy mala espina y seguramente ellos tenían que ver algo.

El frío que hacía a estas horas de la mañana era un infierno, compadezco a Ayano que tiene que levantarse tan temprano para cumplir sus obligaciones. Oh, mi pobre darling, haré que tu sufrimiento acabe pronto.

— Darling  —susurré, me acerqué a ella a paso lento temiendo que se alejara de mí, mas no lo hizo se mantuvo quieta esperándome con una sonrisa débil.— ¿Cómo amaneciste? —la abracé por los hombros, teniendo la oportunidad de embriagarme con su dulce aroma, siempre tan pulcra... Era lo que más amaba de ella.

Puede que por lo superficial ustedes crean que me enamoré de ella por la reputación que tenía o incluso su belleza, al principio sí pero a al pasar el tiempo que la iba conociendo me di cuenta que era un pajarito enjaulado, clamando por libertad, querer ser ella misma sin sentir miedo de ser juzgada; me recuerda a mí cuando era pequeño, mi autoestima casi nulo en esos tiempos y si alguien me ordenaba algo por más que no me gustara lo hacía, por miedo.

— Estoy... Mal  —admitió y dejó reposar su cabeza en mi hombro buscando apoyo. La abracé, sin querer que este bello momento se acabara, quería grabar cada detalle en mi mente porque sabía que lo nuestro nunca podría ser, sin embargo, no estaba de mas soñar un poco para apaciguar el dolor. 

— Estaré a tu lado siempre, aunque el mundo este a punto de acabarse  —prometí y dejé un beso en su frente.

— Quiero que todo esto acabe, estoy cansada. La muerte de Budo y Oko, duele horrible... Como si me estuvieran clavando un montón de cuchillos en la espalda, qu-quiero que todo esto acabe  —un sollozo escapó de manera involuntaria por parte de ella hasta por fin romper en llanto. 

Nos quedamos un rato ahí abrazados, sin importar que estaba llegando tarde a sus actividades con el consejo. Sabía que no era momento de decirle mas era necesario, temía mucho por su vida. La agarré de los hombros y la alejé un podo de mí sin apartar la mirada. Tomé un suspiró, intentando relajar el nudo que se me hacía en la garganta.

— Por favor, no vayas a la escuela esta noche...  —hoy tendría una reunión con el consejo y directivas, era tradición en la escuela que se hicieran en la noche ya que había mucha más privacidad.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Where stories live. Discover now