Tocaron la puerta con insistencia:— Pase —alcé la voz, mis amigas, a excepción de Midori, entraron con rapidez a abrazarme.

— Joder, nos vinimos apenas nos enteramos —dijo Kokona tratando de recuperar la respiración, sus mejillas estaban levemente rojizas y algunos cabellos se pegaban a su frente sudaba, así igual estaba Saki.

— Siento que prefieres más el hospital que tu casa, Yan-chan —bromeó Saki y me dio un abrazo reconfortante, cuanto las había extrañado. Me fui alejando de ellas poco a poco por estupideces.

— ¿Y Midori? —pregunté con lentitud.

— Oh, nos dijo que no podía venir porque iba a pasar tiempo con su madre, pero que en cuanto pudiera venía —la miré con sorpresa, ¿Midori y su madre? ¿Tiempo juntas? — Lo sé, es extraño.

— Además, se le notaba nerviosa. Debe ser algo muy especial para ella —añadió la peli-azul con una sonrisa.

La niñez y la adolescencia de Midori no siempre fue la mejor, a pesar de que siempre estuviese iluminando a cualquiera que se le acercara con su linda sonrisa. Su madre comenzó a ser tosca e indiferente con ella cuando su padre las abandonó, sin embargo, esto jamás detuvo a Midori para ser feliz y no dejar que los malos momentos que le causaba su madre la derrumbaran, y lo admiro porque sin importar las actitudes de su progenitora la amaba más que a su propia vida.

***

Narradora.

— ¡Oww, darling! Ya me urgía verte, cada día sin ti era un martirio para mí alma —dramatizó el peli-morado y sin medir su fuerza la abrazo, casi dejando sin aire a la menor.— ¿Cómo te sientes? ¿Te trataron vieron los médicos? Moví cielo y tierra para que tuvieras a los mejores, luego me agradeces. Necesito pasar mucho tiempo contigo para recuperar el que perdimos —la tomó de la mano y comenzó a contarle cada cosa que hizo mientras ella no estaba, lo mucho que la que la había extrañado y la hacía reír de vez en cuando, porque lo había notado, había notado que ya no estaba el característico brillo en sus ojos, ni la sinceridad de su risa que tanto amaba de la azabache.

Atrás de ellos estaba cierto hermano mayor celoso y apunto de golpear al actor por llevarse a su hermana así, pero por suerte, Aso lo sostenía y miraba a Ayano con una mezcla de felicidad y triste, porque el también había notado algo.

La falta de desinterés de Ayano por el amor, y la entendía, era una etapa que ella aún no deseaba vivir, respetaba su decisión, así que prefirió amarla y admirarla en silencio. No se sentía capaz de confesarse el viernes, ya no.

Soltó al mayor y se fue de ahí sin decir una palabra. 

Por otro lado, se encontraba Osoro que se encontraba acostado en el césped, admirando la belleza del cielo, olvidándose de que sus amigos los veían ahí con sorpresa. Definitivamente esa chica había hecho un gran cambió en él, pensaron. Recuerdan cuando unos años atrás el dijo que jamás se enamoraría y véanlo acá, suspirando por una chica.

Osano observó la foto de Ayano y él cuando eran solo unos niños, le dolía que ella no lo recordara, aunque prefería utilizar la indiferencia y hacer como si nada pasara, era lo mejor para él antes que terminar con el corazón roto, entre todas las mujeres del mundo jamás pensó que se enamoraría de ella. 

Amao se encontraba entre la espada y la pared.

Mujo antes de irse, visitó a Ayano y prometió verla seguido, esto hizo que ella sonriera una vez más. Esa sonrisa le dio fuerza al peli-rosa.

Mido Rana fue expulsado pero no fue demandado, ya que el director quería acabar con sus problemas aunque tuviera que hacer las cosas mal, como ya lo había hecho antes.

¡ELLA ES MÍA! [Ayano x Harem]Where stories live. Discover now