24| Protagonistas

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GRECE

—No provoques más daño Christa, solo quiero que firmes— dije mientras volvía a entregarle los papeles de divorcio, ayer me los había roto en la cara —Quiero hacer las cosas por las buenas, ya no puedes retenerme porque ya no tienes a tu perro para que muerda— sus ojos se llenaron de agua y su maquillaje se comenzó a correr.

—¿Qué esperas al divorciarte? Mazklan ya se casó— dijo mientras comenzaba a llorar.

—No es por él, es por mi Christa, porque no soy feliz— se cruzó de piernas y tomo de su café mientras se limpiaba las lágrimas.

—Nunca fuiste feliz, solo cuando éramos niños, pero ni en secundaria, ni cuando lo hiciste conmigo por primera vez, ni en preparatoria ni cuando nos casamos, lo sabía y aun así trate de atraparte para siempre, un bebé, el heredero que tus padres tanto querían, ese era la oportunidad... pero ni eso pude hacer bien— dejo su taza de café mientras soltaba un resoplido —Una... no, dos niñas— se cubrió su rostro con sus manos y negó. —Ya estoy cansada de tratar de llamar tu atención, ya estoy cansada de mendigar por amor, solo quiero que me contestes una cosa, mirándome a los ojos ¿Estás seguro de que eres gay? — sus ojos estaban rojos e hinchados, no me permitió mentirle.

—Si—

—Ya no te mientas más Grece, si esa noche que discutieron con Mazklan, hubieras ido detrás de él y no conmigo a ponerte tu primera borrachera— negó mientras volvía a limpiarse los ojos —distinto hubieran sido las cosas— no dije nada, porque era como una tremenda bofetada para mí.

—Por favor, diles a todos que no soportaba la carga de tener una niña sordomuda y una recién nacida y busca un buen papá para las dos niñas y ya no te mientas más, ni a los de tu alrededor— dijo mientras me arrebataba la pluma y firmaba. —No te regreso el dinero que me estas ofreciendo porque servirá para ocultarme de mi estúpido hermano y mi desgraciada madre— me entrego la carpeta y se levantó de la silla.

—Dime cuando quieras salir, te conseguiré un vuelo o lo que necesites— negó mientras me miraba.

—Solo necesito que me lleves en la madrugada al aeropuerto, de ahí yo sabré— se giró y dio dos pasos, antes de detenerse y mirarme —¿Puedes darme un último abrazo? Por los buenos tiempos, antes de cegarme por mi venenosa familia— asentí y me acerqué a ella.

Sus brazos se enredaron en mi cintura y su rostro estaba en mi pecho mientras me apretaba lo más fuerte que podía.

—Es momento de que tu felicidad llegué— dije mientras acariciaba sus cabellos.

—Cuida mucho de las niñas, si te portas mal vendré por ellas y me desapareceré— dijo mientras se separaba de mí y limpiaba sus lágrimas.

Horas más tarde solté un suspiro cuando la vi ingresar al aeropuerto, ya todo estaba terminado.

A raíz de ese suceso, las revistas estuvieron por algo de dos semanas con la portada de mi divorcio, no salí a declarar nada, no era algo que les incumbiera a todos, solo a mi familia.

Salir del closet con tu familia, era algo aterrador, pero mis padres lo aceptaron bien, al igual que todos.

Tuve que tomar algunas pláticas para saber cómo podía decírselo a mi hija, Kendall me ayudó mucho en eso.

Todas las tardes antes de ir a casa, pasaba por el departamento, hablábamos un rato y me iba.

Mientras el tiempo transcurría las palabras de que los polos opuesto son los que más se atraen, se impregnaban en mi cabeza.

MAZKLAN +18Where stories live. Discover now