~Nuestro lugar especial~

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Habían pasado ya dos semanas, dos largas semanas desde que Gon se había convertido oficialmente en la mano derecha de Killua, en su corto tiempo de estadía había logrado empatizar con algunas personas del palacio, tanto con el personal como con las manos derechas. Descubrió que cada miembro real tenía su propio escuadrón de guardias los cuales solo servían a ese miembro, por ejemplo, los que lo ayudaron con la mudanza eran parte del escuadrón de Killua, era un grupo de 100 hombres aunque ese día solo habían ido 10, estos guardias eran especiales ya que no recibían órdenes de otros miembros reales o de otras manos derechas, el escuadrón del albino solo obedecía al príncipe y al ojimiel ya que este era el más cercano al peliblanco. Para distinguir los escuadrones tenían simbolos representantes de cada miembro real, por ejemplo; el escuadrón de Killua llevaba del lado izquierdo de el pecho un puma color celeste, los que servían a Illumi lo mismo solo que una serpiente verde, los de Milluki llevaban un oso gris, los de Kalluto un lobo negro, los de Alluka un zorro rosa, los de Silva un León azul oscuro y por ultimo, los de Kikyo un alcón dorado.
Diana, la mano derecha de el príncipe Milluki, no era una mala persona, lo único de malo que tenía era su loca obsesión por su amo, que su amo esto, su amo lo otro, no había un solo tema de conversación que no sea de su amo.
Las manos derechas del rey y la reina no eran muy habladoras pero no eran malas personas. Por ultimo, Hisoka, bueno... Había logrado llevar una mejor relación con él que la de el primer día, aún así no se llevaban de maravilla.
La profesora de baile de Killua era una mujer mayor de un aspecto físico un tanto peculiar, a pesar de su longeva edad lucía muy jóven, era carismática y a veces daba miedo, pero era muy amable, incluso le enseño a bailar a el también! En las prácticas los hacía bailar a el ojiazul y a él juntos, decía que si practiban con alguien a quien quisieran se les haría mas fácil, aunque lo único que provocó fue el sonrojo en los rostros de los menores.
Durante estas semanas había estado recibiendo entrenamiento físico, era bastante pesado para el moreno, a pesar de que su estado físico no era malo no era suficiente para proteger a Killua como mano derecha. Gracias a los entrenamientos tenía mayor destreza, fuerza, rapidez y mejor puntería. Lo único malo era el cansancio que le provocaba todo esto, aunque no la estába pasando mal allí de vez en cuando recordaba a la isla y a la gente del lugar, las lágrimas inundaban sus mejillas y lloraba en silencio para no molestar a nadie, en momentos como esos lo único que quería era abrazar al príncipe, quería ser consolado por él, quería recibir afecto de su parte, pero ambos estában ocupados y siempre terminaban el día cansados, además durante las horas del día en las que permanecían juntos no estaban solos, siempre había alguien más, por lo tanto nunca tenían tiempo para ellos solos. Gon comenzaba a frustrarse por la falta de tiempo y sueño, el esfuerzo repentino comenzaba a pasarle factura.
Hoy, un día como cualquiera, Gon caminaba por los pasillos del palacio para ir a despertar al peliblanco, ya era la hora de desayunar. Como todos los días Gon tocó dos veces la puerta y se quedó esperando, segundos después la puerta fue abierta por un príncipe despeinado y con cara de preocupación

-Gon, te sientes bien?- preguntó el ojiazul inquieto desconcertando al pelinegro

-Uh?... Si, me siento bien, por qué?

-Bueno... Por lo general luego de tocar la puerta dos veces me llamas por mi nombre, pero hoy no lo hiciste, además estos días te note algo decaído, seguro que estás bien?- el ojimiel rió levemente y le dedicó una pequeña sonrisa a su novio

-Lo siento, no quería preocuparte, estoy bien, aún me estoy acostumbrando a este lugar, y con respecto a tu nombre lo siento, solo lo olvidé esta vez, pero te prometo que estoy bien. Apurate y ve a cambiarte, el desayuno ya está servido

-Aja~- respondió con desconfianza el más alto mientras levantaba una ceja

Éste se metió nuevamente en su habitación, se cambió y se peinó. Últimamente le preocupaba la condición del menor, lucía más decaído y las ojeras comenzaban a hacerse presentes debajo de sus ojos. Sabía que el cambio de ambiente repentino lo iba a afectar pero aún así le preocupaba. Cuando salió ambos comenzaron a caminar por los pasillos en dirección al comedor. Cuando llegaron Killua se sentó en una de las sillas de la larga mesa y Gon se paró a unos metros de él.
Aunque el desayuno no duraba más de 20 minutos, para el castaño se hizo una eternidad, a la mitad de este comenzó a sentir un dolor punsante en su cabeza pero decidió ignorarlo. Luego de el desayuno escoltó a Killua hasta el salon para comenzar las prácticas de baile con Bisky.

Nuestro propio reino (hiatus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora