~Gon~

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-¡Kurapika!

-¡Gon! ¡¿Dónde estabas?! No vuelvas a irte así, Leorio y yo nos preocupamos mucho, pensamos que te había sucedido algo- el rubio lucia molesto, pero se notaba que estába aliviado de que el pelinegro estuviera bien

-Lo siento Kurapika- Gon estába apenado, había preocupado a sus amigos

Bajó la cabeza y miró al suelo, el rubio suspiró y le revoloteó el cabello

-Está bien, pero la próxima no te alejes así- Gon subió la cabeza y asintió

Caminaron por entre los árboles y se encontraron con Leorio, quien también regañó al menor por sus actos. Entre los tres salieron del bosque y se dirigieron al puerto del pueblo

-Y dime, qué estabas haciendo que te fuiste por tanto tiempo?- preguntó Kurapika con algo de intriga

-Pues... Estába con el príncipe- exclamó sonriendo

-¿CON EL PRÍNCIPE? ¿HABLAS DE KILLUA? ¡¿EL PRÍNCIPE KILLUA?!- Leorio pegó un salto alarmando a ambos chicos a su lado

-S-sí, estába con el príncipe, sucede algo malo?- preguntó Gon algo asustado por la reacción de su amigo

-¡Claro que si Gon! Ese bosque es territorio de la realeza, si nos descubren ahí nos pueden encarcelar! ¡¿No te dijo nada?!

-De hecho, fue muy amable, y ahora somos amigos- Gon puso una sonrisa boba mientras miraba al cielo

Los ojos color azul del príncipe le hacían recordar el cielo, algo en él le había llamado la atención pero no sabía qué era. Ambos amigos de Gon lo miraron extrañados por su reacción ante la mención del príncipe, se miraron entre sí y levantaron los hombros en señal de no entender muy bien qué sucedía.
Un silbato resonó en todo el puerto, el barco estába por partir, Gon, Kurapika y Leorio caminaron al muelle y se subieron al barco, que emprendía viaje hasta Isla Ballena, una isla que se encontraba no muy lejos del lugar.
Al llegar, los 3 bajaron y se despidieron. Gon empezó a correr para dirigirse hasta su casa, vivía con su tía Mito y su abuela. Al llegar entró, saludó a su abuela y subió rápido hasta su habitación, abrió la puerta y la cerró tras de sí, se tiró a la cama y empezó a mirar el techo, los ojos color azul del príncipe no paraban de rondar por su cabeza, aquella cabellera blanca y sedosa, su rostro bien definido, su voz, su sonrisa... Todo del príncipe le gustaba, estaba muy contento, tenía un amigo nuevo, ya tenía a Leorio y a Kurapika, eran amigos desde pequeños, todos vivían en Isla Ballena y ahí no había muchos niños de su edad, así que siempre estuvieron juntos, pero no se sentia igual, Killua era especial, tenía algo que los otros no. Comenzó a cerrar sus ojos lentamente mientras pensaba en él. Minutos después cayó dormido, había sido un día algo agitado, pero estaba muy feliz, la idea de volver a ver a Killua le ponía muy feliz.

Gon vivía con su tía desde que tenía memoria, nunca conoció a sus padres. Cuando el a penas era un bebé lo dejaron a cargo de Mito y ella nunca le habló sobre el tema, así que estába desinformado. Kurapika y Leorio vivían en la isla también, y, aunque eran unos años más grandes que él, siempre se divertían estando juntos. La isla, a pesar de estar en el medio del mar, era parte del reino, así que estaban bajo las órdenes del rey.
Gon nunca había ido al reino, jamás había salido de la isla ya que su tía no se lo permitía, en cambio, Leorio y Kurapika si habían ido, iban de vez en cuando a buscar suministros para la isla. El pelinegro siempre tuvo curiosidad y quería ir, pero Mito decía que era muy pequeño para ir y se podía perder, además de que había mucha gente desconocida y que podían hacerle algo, pero esta vez hubo una excepción. Gon iba a cumplir los 16 dentro de poco, y llevaba años rogandole a su tía para poder conocer el reino. Está vez, Kurapika y Leorio rogaron junto a él, así que Mito no tuvo más opción que ceder, no sin antes, darle un sin fin de instrucciones y cosas a tener en cuenta, pero se calmó ya que no iría solo, iría con Leorio y Kurapika así que estaría en buenas manos. Al otro día, Gon y sus amigos se levantaron temprano para tomar el barco, se despidió de Mito y su abuela y se fué. A lo lejos pudo localizar a sus compañeros llegando al muelle, se saludaron y subieron a la embarcación.
Después de unos 20 minutos llegaron a su destino.
Los ojos castaños de Gon brillaban ante las vistas, el reino estába en las montañas. Se podían apreciar las casas y los caminos desde allí, y lo más importante, el castillo, se encontraba aún más arriba, era enorme, y estába rodeado por un hermoso bosque. El barco atracó y bajó a la gente abordo. Kurapika miraba de reojo a Gon, el menor estába muy emocionado, era la primera vez que estába allí, había un sin fin de cosas que quería ver y probar

Nuestro propio reino (hiatus)Where stories live. Discover now