14:Nubes de algodón de azúcar.

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-¡Vamosh al paque!

El gritó resonó por cada rincón de la casa haciendo a Naruto brincar exaltado mientras limpiaba con un paño húmedo la mesa. Himawari entró corriendo a la cocina con una gran sonrisa y las manitas extendidas.

-¡Ya she que ademos hoy, papi!

-¿En serio?

-¡Shi! -Con un poco de torpeza trepó a la silla, para luego subir a la mesa. Dejando marcas de lodo en ambas-. ¡Hoy idemos al paque y comedemos helado!

Naruto abrazo a la pequeña bajándola del mueble y dejándola en el suelo, le hacía gracia que Himawari hiciera eso, pero aún era propensa a caerse.

-Hija, te he dicho mil veces que no subas a los muebles. Te puedes caer. Además ya había limpiado todo...

La niña ignoró el regaño de su papá y lo tomo de la mano halando de él.

-¡Vamosh papi! ¡Vamosh!

Naruto sonrío agachándose hasta quedar a la altura de su hija. Ese día parecía estar de mejores ánimos. Era justificable, habían recibido noticias del hospital avisando que Ino respondía a los tratamientos con eficiencia y que las posibilidades que despertara, hiban en aumento.
Sí bien todo seguía así.
Pronto la tendrían con ellos. Y no había mejor noticia que esa.

Merecía una celebración.

Estaban solos en casa, ir al parque sonaba como una idea estupenda. Se lo merecían.

-Está bien. Ahora ve por tu suéter y un gorro.

-¡Glacias papi!

La vio salir corriendo tan rápido como había entrado. Esa niña era un sol en la oscuridad. De lo único de lo que no podía arrepentirse en su vida era de haber tenido una hija tan dulce. Tal vez ella era lo único bueno de aquel nefasto matrimonio con Hinata.
Suspiro pesadamente mientras se ponía de pie dejando el paño en el fregadero.

Sabía que aún el juzgado tenía en veremos la situación de la custodia. Y pese a que él tenía las de ganar por muchos motivos, no podía evitar sentirse nervioso. Hinata no se dejaría vencer tan fácilmente.

-¡Lito papi!

Himawari volvió a aparecer vestida con un suéter color vainilla, sus botas y una falda azul. Su cabello estaba escondido bajo un gorrito rosa pastel y una bufanda celeste colgaba de su cuello.

-Qué hermosa te vez princesa.

Entre risas dio una elegante vuelta luciendo los olanes hechos de lino con brillos de su falda. Naruto la cargo dando giros por toda la cocina.

-¡Ya papi! -Gritaba Himawari riendo de nervios al sentir como era elevada con rapidez-. ¡Ya! ¡Me vash a tilal!

Explotaron en carcajadas sin dejar de girar. Esos momentos valían oro para Naruto. Él jamás pudo experimentar algo similar con su padre, pero eso no le impidió ser amoroso y comprensivo con su hija. El amor no se enseña, el amor viene en el corazón.

Ino no le enseño a amar. Le enseño a expresar ese sentimiento sin temor.

Por eso la amaba.

Salieron de la casa y caminaron por las tranquilas calles del vecindario, tomados de la mano mientras la pequeña tarareaba una pegajosa melodía, el sol brillaba con suavidad acariciando su piel delicadamente.

-¿Papi? -Le llamó Himawari con timidez.

-¿Dime mi vida?

-Me, me gustadia tenel un gatito.

Papá soltero✔ Hija prodigio✔ Y...¿¡Mamá sustituta!?✔Where stories live. Discover now