9:Refugio de la oscuridad.

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A su lado el sofá se hundió y Naruto la rodeo con ambos brazos mientras ella se acurrucaba sobre su pecho.

El silencio embrago con sobriedad la estancia. No había más ruido que el de sus propias respiraciones, lo cuál era bastante inusual, pero se justificaba debido a la ausencia de Himawari y Tsunade.
Ellas habían salido después del desayuno para pasar un día juntas, con el pretexto que casi nunca pasaban suficiente tiempo las dos solas. Pero sabían de sobra la verdadera razón para salir de la casa...

Querían dejarlos a solas, o más bien Tsunade quería, Himawari sólo seguía a su abuela sin saber la verdad.

¿Por qué?

Tsunade sin mucha dificultad había descubierto que algo extraño pasaba, no es como si hubiese sido un gran enigma por resolver. De hecho ellos lo hicieron muy fácil de deducir.
Las miradas tímidas, suspiros melosos y sonrisas traviesas, así como una incomodidad asfixiante que flotaba en el aire fueron los delatores. Tsunade se sintió complacida y vagamente... Triste.

Su tristeza no se debía al gran amor que compartían Ino y Naruto. Si no a que ella había tenido uno parecido. Muy parecido...
Pero a diferencia, Tsunade lo rechazo hasta el cansancio y al final Jiraiya también se había rendido. No podía culparlo, sinceramente hasta ella se alejaría de sí misma si pudiera, aunque no podía evitar preguntarse: ¿Porqué no luchó un poco más?

Tal vez, sólo tal vez, si él hubiera seguido insistiendo... ella habría cambiado de opinión. Pero el hubiera no existe, ya no.

Jiraiya estaba muerto y por más que su corazón lo anhelará, jamás volvería...

Le gustaba imaginar que en el pasado, ella le había dicho sí. Imaginaba una vida a su lado, quisa nunca se habrían ido de la aldea, quisa hubieran construido una casa propia, quisa tendrían hijos, quisa tendrían nietos, quisa, quisa, quisa, quisa, ¡quisa!

Quisa él no estaría muerto ahora.

Su alma se llenaba de melancolía de sólo recordar las incontables veces en las que lo rechazo dolorosamente. Se arrepentía tanto. ¿Pará qué? Los remordimientos no valían nada ya, ni las disculpas y lágrimas, pues no había a quien dedicarlas más que a una sepultura.

Por eso había salido a distraerse un poco. No toleraba el dolor que le causaba la verdad inminente de que: Jiraiya y ella pudieron haber tenido futuro. Un futuro sobre todo feliz.

Pero ya era tarde, muy, muy tarde. Lo único que podía hacer era asegurarse que Ino y Naruto no corrieran la misma suerte, que terminarán uno al lado del otro, amandose con fervor.

No permitiría que nada ni nadie se interpusiera, ni ellos mismos.

-¿Crees... qué Lady Tsunade se haya enojado conmigo?

-No, no la vi molesta. Además no tendría por qué hacerlo.

El rojo carmesí de las mejillas de Ino hicieron a Naruto suspirar. No valía la pena ocultar sus sentimientos, lo había hecho por mucho tiempo, la presa que los retenía se desbordaba lentamente.

Con delicadeza la obligó a girarse un poco y tomó su mentón haciéndola verlo directamente a los ojos.

Comenzaba a volverse adicto a ese magnetismo que surgía entre ambos al verse a los ojos.

Su pulgar acarició el labio inferior de la chica sintiéndose arder de amor por dentro, derretirse en ese calor lleno de pasión que sentía hacia ella y evaporandose en el deseo. Al demonio el calentamiento global, sí esos eran sus efectos, deseaba ver al mundo entero arder eternamente.

Papá soltero✔ Hija prodigio✔ Y...¿¡Mamá sustituta!?✔Where stories live. Discover now