1:Mechones rebeldes.

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¿Estaba mal querer abrir el cuello de alguien?

No.

Ino apretó los dientes y retó con la mirada a la pelinegra que le veía incredula.

-Eres una cualquiera, Hinata .-Escupió con rabia.

-¿Porqué me ofendes de esa forma?

-No te hagas la mustia, que ya no te queda. ¿Cómo pudiste abandonar a tu familia de esa manera?

-Lo que yo haga o deje de hacer con "mi" familia, no es asunto tuyo.

-¡Claro que lo es! ¡Apreció a Naruto y me duele verlo llorar, por tu culpa!

-¡No me importa!

Ino enmudeció.

Lo entendió todo.

Naruto nunca fue algo más qué un capricho para Hinata... y pensar que se hizo a un lado, ¿¡sólo para esto?! ¿¡Para que esa maldita lo utilizará como un juguete!?

-Escúchame bien Hyuga, te juró por mi vida que te arrepentirás de esto.

Saltó perdiéndose entre los tejados, dejando a una desconcertada Hinata atrás. Había renunciado a su felicidad en el pasado, creyendo que Naruto estaría feliz con otra, vaya error.
Error que no volvería a cometer.
Sus pies se movieron solos hasta llegar a la entrada de la residencia Uzumaki.

Un par de horas atrás había regresado de una misión en Suna, casi una semana fuera de la aldea, escoltando a unos comerciantes. Grande fue su sorpresa, que al regresar se topo con una tristeza colectiva entre los aldeanos, pero no fue hasta que Sakura le informo la desgarradora noticia y casi cómo un rayo regreso a su casa, se ducho, se vistió y salió a toda prisa buscando a Hinata.
Gracias al cielo no la encontró al momento por que tenía la adrenalina al tope.
Poco después de calmarse la vio caminando tranquilamente en dirección al centro, no contuvo las ganas de interrogarla.

Se acercó temerosa y toco un par de veces con los nudillos.

-¡Ya voy! .-Escuchó la voz de Naruto desde adentró.

No tuvo que esperar mucho para ver al rubio abrir la puerta.

-Ino-chan, que grata sorpresa.

Lo vio sonreír.

Sonrisa que no llegó a sus ojos, sonrisa que no portaba alegría, sonrisa de alguien que esta muriendo por dentro. Unas grandes y pronunciadas ojeras le daban aspecto de anciano.

-Hola Naruto .-Su voz pareció un agradable susurro para los cansados sentidos del Uzumaki, contemplo como la chica extendió una mano y acunó su mejilla derecha en esta-. Ya me enteré. Vine a ver como estás...

Sin invitación alguna la envolvió y lloro en su hombro, Ino se limito a acariciar la parte trasera de su cabeza, él rubio tenía un cabello suave y sedoso.

-N-no se en que falle .-Gimoteo sin levantar el rostro, se sentía agradable el estar así, escondido.

-Tu no fallaste .-Aseguró con voz firme sin dejar de abrazarlo-. Yo he sido testigo del amor que le demostrabas. Hinata fue la estúpida.

Una vez que Naruto logro calmarse rompieron el abrazo, extrañamente el frío regreso a su cuerpo. La invito a pasar y ella acepto. No tenía nada más qué hacer.
Ino contemplo los retratos colgados en las paredes, cientos de cuadros empolvados, en la mayoría aparecía Hinata. Frunció el ceño disgustada, esa maldita sonrisa de serpiente que sostenía en cada retrato le enfermaba, ¿hasta que punto puede llegar la hipocresía? No tardo mucho en reconocer las fotos de la pequeña Himawari, no tenía el gusto de haberla conocido a fondo, sólo la había visto de bebé y en dos o tres ocasiones después de eso.

Papá soltero✔ Hija prodigio✔ Y...¿¡Mamá sustituta!?✔Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora