❝Nadie sabe lo que el rey desea y el bufón perderá la cabeza por ello❞
Se ha visto a la maldad sollozar por el amor que le tiene a la noche, y se ha visto también a las aves clavarse a sí mismas en enormes espinas doradas buscando su muerte. Entonce...
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¿Qué es realmente la belleza?, ¿Cómo podemos fiarnos de que no somos demasiado subjetivos al admirar cualquier cosa? Incluso en los momentos de mayor honestidad, siempre habrá una pizca de amor —u odio o desagrado—, que podría torcer nuestra realidad hasta estropearla. ¿Qué sería entonces una realidad colectiva? No hablemos hipócritamente de objetividad cuando tendemos a animar al mal aún más que al bien. Entonces belleza no es bien, ni fealdad es mal. Belleza es fuerza, es astucia, es malicia y bondad engendradas en un solo ser.
Entonces sí, digamos entonces y solo entonces que el bufón es hermoso. Pero en voz baja, siempre en voz baja... Porque despreciar al bufón es lo único que mantiene a Verx en pie. Su locura es la cordura del pueblo... Y la cordura del pueblo es lo que le da un propósito a este descendiente de von Rosewald que solo busca, quizá... La destrucción.
DEBES SABER
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Situada en una ficticia Francia del siglo XIV, El Reino de Verx viene a alzar sus dominios en algún lugar probabilístico entre Córcega, Madrid y París. Con un ambiente antiguo, pero hogareño, bello y al mismo tiempo terrorífico, es el reino de la gema púrpura la que ahora acuna la historia de nuestro bufón. Una tierra repleta de personas horribles; de apariencia hermosa, pero con personalidades deplorables, egoístas y malvadas.
El Bufón, lejos de ser una extensión de esa misma maldad, es la pureza que se resiste ante la obscuridad. Pero la resistencia, tiene un costo; es por eso que el bufón ha tenido que aprender, pese a sus enseñanzas, a comportarse como un ser más perverso que quienes le juzgan. Por eso el bufón resulta dañino y venenoso, porque es una persona que, en algún tiempo, fue bondadosa y que ahora, ya no tiene la intención de serlo con las personas equivocadas.
