Sol-Luna, Kira y Amaris

Capítulo XVIII

Señoras y señores, lo siento por desaparecer al rededor de 4 meses. Estoy en un programa especial, del cual la plataforma general se cerraba hace unos días. Tuve que hacer todo el trabajo del año en solamente tres semanas y no tenía tiempo de revisar mi teléfono ni de pensar en mi historia (tampoco es que las ideas brotaban de mi cerebro no existente). Bueno con este capítulo  corto sería mi regreso, espero que les guste. Si no se acuerdan de algún detalle, ahí me lo preguntan.

Gracias :).
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Kira

Abrí los ojos.

¿Por cuánto tiempo dormí?

Me quedé viendo el techo por unos segundos, ¿siempre ha sido negro?

No no, es blanco.

¿O es negro?

Algo anda mal.

Me senté en la cama y miré a mi alrededor.

Estaba en la mitad del vacío, la oscuridad era agobiante.

Me sentía sofocada.

Me levanté de la cama y empecé a caminar sin dirección. Pude ver un punto de brillo, como si fuera la luz al final del túnel. ¿Es una salida? No podía quedarme más tiempo en este lugar. Empecé a correr pero con cada paso que daba, mi respiración se hacía regular y las piernas me temblaban.

— ¿Qué mierda está pasando? — mascullé al observar la parte inferior de mi cuerpo.

Estaba vestida totalmente de gris, notables manchas color carmín cubriendo mi pecho y mis manos.

Esto se sentía tan familiar.

Giré mi cabeza a todas las direcciones posibles.

— ¿Dónde está Andrew?
— ¡Andrew! - grité con todas mis fuerzas.

No había respuesta.

La pequeña luz se tornó a un color azul claro, tuve que taparme los ojos, era deslumbrante.

Atrás mío, apareció una gran sombre de un lobo.

— ¿Amaris? — susurré mientras una lágrima silenciosa recorría mi mejilla.

La sombra empezó a alejarse de mi, la loba corría demasiado rápido.

— ¡No! Amaris espera, ¡¿a dónde vas?!

Corrí, corrí lo más rápido que pude, la distancia entre nosotras no disminuía.

— ¡Amaris! No me vuelvas a dejar sola otra vez, por favor.

Ella simplemente desapareció de mi vista, al igual que la luz.

En este momento, me di cuenta que estaba llorando sin mesura.

El suelo ahora estaba cubierto en alguna sustancia viscosa, no podía ver el color de la misma.

Caí a mis rodillas, el aire no llegaba a mis pulmones, no podía respirar.

— Mi pequeña Kira... — dijo aquella voz que atormentaba mis sueños.

No.

No puede ser posible.

— Kira, ¿creíste qué podías escapar de mí tan fácil?

Me levanté con gran dificultad.

— ¿Dónde estás cobarde? — mi respiración era irregular — Muestra la cara.

Traté de calmarme, nivelar mis latidos. Lo buscaba a él por todos lados.

— Cobarde ¿yo? — su risa cínica retumbaba en todas partes —. No...Kira, tú eres la cobarde. La que ha huido de casa por 2 largos años —mi tío chasqueó la lengua.

— Y, ¿por qué crees que corrí lo más lejos de casa eh? — alcé los brazos, estaba perdiendo la paciencia —. ¡Porque me quieres asesinar idiota! ¿Qué querías? — mis ojos se nublaron —Que te diera un abrazo y te diera las gracias por asesinar a mis padres, ¿eso querías querido tío?

Cada palabra la dijo con tanto resentimiento y odio.

— Ah Kira, eres demasiado sentimental, la muerte de tus padres es un daño colateral para mis planes, solamente estoy empezando.

Sentí que algo movía mi cabello de mi cuello, y pegaba sus labios a mi oreja mientras me susurraba lo siguiente:

— Y tú serás la siguiente mi pequeña.

El silencio reinó en aquel lugar.

Aquella sustancia viscosa empezó a subir hasta mis rodillas. La luz azul nuevamente reapareció. Pude ver claramente el color de aquella sustancia, era plateada, metalizada, parecía mercurio.  Cada vez cubría más partes de mi cuerpo.

— ¡Amaris! Ayúdame por favor.

Ella, simplemente me observó mientras yo luchaba en mantener mi cabeza sobre el nivel del mercurio.

— No puedo — susurró Amaris y apartó la mirada.

El mercurio cubrió mi cabeza, sentía como me ahogaba lentamente.

Simplemente, me dejé llevar.