Cuatro

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Alysa

Aunque ya sabía que él estaba molesto y quería venganza, aún no entendía el por qué, ¿a caso conocía a mis padres biológicos? ¿Ellos habían matado a los suyos? ¿Por qué razón? ¿A qué se refería? Tenía muchas preguntas sin respuesta alguna.

Aunque tuviera muchas preguntas, quería saber y tener las respuestas. Con cada pregunta que surgía en mi cabeza, me daba más curiosidad por saber de Damian y de su oscura personalidad. Tenía que encontrar alguna manera de que él me lo confesara.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por el sonido de la puerta abrirse. Rápidamente una mirada con miedo se dirigió ahí. Había vuelto pero ahora más tranquilo <<por suerte>> pensé. lo sabía porque la herida había parado de doler y al parecer esto estaba ligado con su humor <<para mi mala suerte>> ya que él era bipolar.

Con paso presuroso se acercó a donde estaba yo y se sentó a mi lado. Con cuidado pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él. Pude sentir su perfume entrar por mi nariz, ese olor era imposible no reconocer, Armani Mania, ese era su perfume, olía exquisito. Por alguna extraña razón, ese perfume era tan rico. Tenía un olor tan único y sensual que me dejaba en las nubes.

-¿Te gusta lo que hueles?-, me dijo con una sonrisa algo burlona.

Al procesar lo que dijo no pude evitar sonrojarme-, no está nada mal-. Me había visto embobada por su aroma. Me mordí el labio y bajé la cabeza hacia mis dedos, no podía creer que estuviera hablando de lo más normal con el tipo que me había secuestrado.

En un acto rápido me levantó y me empujó contra la pared. Me tomó desprevenida, por lo que, boté un gemido de dolor. Me veía con esos ojos ámbar, tan penetrantes y profundos, no reflejaba ninguna expresión en su rostro. Sólo nos mirábamos a los ojos, nadie hablaba pero no se necesitaban palabras en esos momentos. Si alguno de los dos hablaba, el momento "mágico" se arruinaría.

Apartó la mirada después de unos cuantos minutos y suspiró-, ya debemos irnos-, fue lo único que dijo para luego cargarme como si no pesara nada-, duerme-. Me dijo acariciando mi brazo e instantáneamente sentí los párpados pesados. Otra vez había hecho eso y otra vez no tenía idea de cómo.

***

No sé cuánto tiempo pasó pero ya estábamos en lo que parecía ser su casa. Parecía muy antigua. Se podía ver que era de madera, era de color marrón oscuro; como si estuviera hecha de cedro y calculando tenía por lo menos tres pisos. Para poder entrar tenías que subir unas escaleras, lo hicimos y abrió la puerta. Me hizo pasar primero; como cualquiera caballero, <<aunque de caballero no tenía nada>>

Me dio un pequeño tour, por así decirlo. Y cuando me di cuenta de esto fruncí el ceño. Yo no estaba aquí porque quería quedarme a dormir o porque quería comprarle la casa, así que no debía enseñármela pero mejor no decía nada porque no quería que luego se molestara y la herida volviese a arder.

La cocina era de en sueño, todo era moderno pero a la vez tenía un estilo antiguo. Esta estaba decorada de blanco con negro y los aparatos que abundaban eran todos muy modernos. Luego de que pasamos por ahí, nos dirigimos a la sala que estaba decorada con sofás; grandes y pequeños, y cuadros antiguos, que al parecer eran de él y de personas muy cercanas para él, lo pude deducir porque lo estaban abrazando.

Me llevó al segundo piso y habían cuatro habitaciones; la primera era el cuarto principal o sea el suyo, pareciera que este hombre amaba el marrón porque su cuarto tenía muchos tonos de este. Su cama tenía frazadas cafés y un bisel color crema alrededor, al frente había una hermosa chimenea con algunas fotos de él, habían dos sofás alrededor de ésta para, según él, <<poder pasar un agradable momento disfrutando del calor de las llamas>>

A la izquierda había un armario que supongo ahí era donde guardaba su ropa, habían algunas sillas y mesas de distinto tamaños,  y ventanas con cortinas largas tan al estilo del siglo veinte.

Me enseñó el segundo y tercer cuarto, estos eran parecidos al suyo pero más simples y pequeños, me dijo que podía elegir cuál quería. Decidí el segundo cuarto, me había gustado más que el otro porque este tenía un toque más femenino.

Y el último era una biblioteca, todo el cuarto estaba llenos de estos, habían desde muy antiguos hasta los más recientes. Me quedé fascinada con tal distribución, se veía increíble. Tal vez, podría venir y escoger uno para leerlo por las noches.

Y por último me dijo que había una habitación secreta, lo seguí por una especie de pasadizo y abrió la puerta de la habitación. La sonrisa que llevaba en mi rostro se desvaneció al poder contemplarla bien, simplemente me quedé helada, ¿qué era lo que pretendía?

Lo miré incrédula y luego fruncí el ceño. Me miró con una sonrisa y se empezó a acercar a mí, abrí los ojos y tragué saliva, suspire con cierto temor en mis labios, como si a estos les diera temor hacer ruido alguno, y mi respiración se hizo irregular, mi pecho subía y bajaba descontrolada-mente. Retrocedí con cuidado a no tropezarme, no caería en su juego o al menos eso pensaba.

A diferencia de él que sonreía cínicamente y de vez en cuando botaba una que otra risotada, yo asustada por lo que tenía en mente. También, quería entender por qué tenía este cuarto. Esto ya era otro nivel y me causaba escalofríos al pensar en qué cosas habrá hecho acá.

Quería fingir que sus actos no me atemorizaban, pero todo mi esfuerzo fue en vano porque mi cuerpo comenzó a temblar. Se me comenzaron a acumular lágrimas en los ojos, pestañeando varias veces y mirando hacia arriba trataba de que estas no salieran, pero como dije anteriormente fue en vano porque una logró salir, lo dio a pie que más salieran. Pero me las secaba y luego, me sobaba los ojos.

Soy Suya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora