윤민 Russian roulette [yoonmin]

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Este capítulo está dedicado a las personas que han estado aquí desde el primero. ¡Hemos llegado a 7K!,y todo eso es gracias a ustedes. No saben lo agradecida que estoy porque sigan aquí y por eso pese a las dificultades, este capítulo fué escrito solo para ustedes, con todo el amor del mundo.

De verdad les quiero muchísimo y no hay palabras concretas para explicar cuán agradecida estoy porque lean este intento de fic. ✨

— ¿Cómo mierda lo quito de encima? —murmuró con un puchero en sus rechonchos labios.

Jimin se había despertado diez minutos atrás, cuando el tono de la alarma había sido entonado rompiendo el sepulcral silencio en el que se encontraba la habitación.

Al inicio había sido complicado despertarse teniendo en cuenta que su sueño era uno muy pesado. Si un carnaval aparecía de pronto en el dormitorio, estaba completamente seguro de que él seguiría apacible en el mundo de los sueños, lejos de ser consciente de todo el alboroto que lo rodearía. Aunque en esa ocasión luego de unos minutos en los que la alarma había sido pospuesta, finalmente pudo abrir los ojos sintiéndose alarmado al percatarse de que ya era muy tarde para ir a clases.

Suspiró con cansancio recordando que el día anterior había sido bastante agotador.

Después de lo sucedido con su padre terminó tan cansado que sólo tenía deseos de dormir. Pero llegar encontrando a un Yoongi completamente ebrio por haberlo "abandonado" arruinó en gran parte sus planes; Aunque en ningún momento se abstuvo de tirarse a la cama. Obviamente lo hizo con compañía, puesto que el pálido se había colocado más "cariñoso" de lo usual abrazándose fuertemente a su torso, a lo cual obviamente Jimin se negó; No obstante el peli negro en ningún momento se rindió. Creyó haber sido liberado del castigo que era estar muy cerca de su mayor cuando este se dejó caer sobre su propia cama, pero toda tranquilidad se desvaneció cuando al apagar las luces sintió una presencia a su lado que lo abrazó de la manera más asfixiante posible.

Jimin luchó, pero no consiguió nada y al final se resignó a dormir con el chico — a duras penas admitía— era el causante de su corazón acelerado y mejillas sonrojadas. Que sin embargo, esa noche estaba terriblemente ebrio al punto de marearlo debido a la esencia a alcohol que liberaba al estar prácticamente refugiado en su pecho.

Lo rescatable de la situación era que si había podido dormir. El hecho de haber estado abrazado con el chico que le gustaba durante toda la noche habría sido como un sueño y algo bonito, pero el que este se encontrara con copas demás en su sangre gracias a su ausencia, era todo menos agradable.

Añadiendo a eso que quizá el otro no recordaría nada de lo sucedido a la mañana siguiente.

Su estado de ánimo había decaído ante el pensamiento volviéndose impotente. El sentimiento revivió en cuanto escuchó el sonido del despertador activarse para un nuevo día de clases, a las cuales no tenía ni un poco de ánimos de asistir.