Capítulo 3: Cumpleaños

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Apenas si noto que estoy conteniendo la respiración cuando al verla alejarse lo expulso de un golpe.

Meret toma asiento junto a mí suspirando mientras la observa registrar buscando el bendito medicamento -. ¿Ya te ha dicho tu madre por qué te hace beber eso? - la voz de Meret es apenas un susurro. Ella sabe que ese es un tema al que la señora Helen siempre está recia a hablar, junto al de mis verdaderos padres.


He pasado años preguntándole, pero después de un tiempo terminé por rendirme ante tantas negativas y escusas mal elaboradas, que solo me atormentan mucho más. Así que decidí dejar el tema por la paz. Entristecer a mi madre no está en mi lista de prioridades.

- No, la verdad ya me cansé de preguntar. Todo lo que sé es que, es por mi bien y si no lo tomo sucede esto -. Me encojo de hombros sintiendo que el mareo cesa un poco -. No sé ni por qué se me olvida, la verdad es que sabe extraño, pero no está tan mal.

- Huácala. Amiga debes revisarte, porque eso no se ve bien, además que huele fatal, así que no me quiero imaginar el sabor. Además ¿desde cuándo las medicinas saben no tan mal? - Hace una comilla en el aire. La conversación queda a medias y el silencio aparece cuando vemos a mi madre aproximarse.

Extiende el frasco en mi dirección dejando en claro que no va a moverse hasta ver que beba todo. Me tomo todo el contenido sin queja alguna, y el efecto es prácticamente de inmediato, en unos minutos ya estoy como nueva, lo cual aprovecho para tomar a Meret del brazo y arrastrarle a la habitación antes de que mi madre me suelte otra reprimenda, que por la forma en la que me mira, falta poco para que comience.

Madre y enojada son dos palabras que no deseas tener en la misma oración por muy adulta que seas.

Los minutos ya están contados y de no darnos prisa llegaremos tarde a mi propia fiesta, así que tomamos turnos para ducharnos mientras la otra prepara todo lo que necesitamos para arreglarnos.

Luego de dejar una gran loma de ropa en la cama, logramos decidirnos por alguna, y curiosamente resultan ser uno de los primeros que nos habíamos probado, ¿qué extraño verdad?

Las chicas han de comprender, decidir que ropa usar sobre todo en tu cumpleaños es un tema muy delicado, además de estresante, es un proceso que lleva tiempo y esmero, no se toma a la ligera.

Meret eligió un lindo vestido color azul, ajustado con dos sencillas tiras amplias que se deslizan por los hombros hasta la espalda, acompañado con tacones color crema que le favorecen con su trigueño tono de piel y sus risos castaños. Da una vuelta mostrándome lo fabulosa que se ve y aplaudo de acorde con su experta opinión.

Me inclino sobre la cama tomando el vestido color crema de corte corazón al frente resaltando mis atributos prominentes, con unas delicadas piezas con un corto huelo en mis brazos y unos tacones de color negro de tacón aguja. Nos colocamos algunas prendas y algo de maquillaje, sencillo, pero elegante. El pelo suelto cae en cascada hasta mi cintura.

- Tenemos que apurarnos, ya están llegando - se aparta de la ventana mirándome con impaciencia.

- Soy la cumpleañera, eso me da un boleto para la tardanza.

Meret me voltea los ojos exasperada y dejo salir una risa silenciosa sin que me vea -. ¿Desde cuándo te pones en plan diva?

- ¿Desde cuándo eres tan puntual? - le reclamo de la misma manera ganándome un resoplido exasperado.

- Es de mala educación responder una pregunta con otra -. Se cruza de brazos negándose a darme la respuesta que quiero.

Aquí hay algo extraño, por lo que repaso mentalmente los hechos observándola con atención. Pose a la defensiva, rubor en las mejillas, ojos nerviosos.

La flor de LisWhere stories live. Discover now