01. 𝔖𝔢𝔫𝔱𝔢𝔫𝔠𝔦𝔞 𝔡𝔢 𝔪𝔲𝔢𝔯𝔱𝔢.

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Mi pesadilla recurrente asomó a la primera oportunidad, lo supe en cuanto abrí los ojos de golpe porque me estaban sacudiendo. Mi respiración se calmó con la ayuda del mortificador frente a mí, quien luchaba por comprender mi arrebato. No obstante, fue lo suficientemente cortés para no preguntar.

━¿Te sientes mejor? ━aventuró un minuto después.

━Gracias ━acomodé mi cuerpo sobre el asiento, ruborizándome.

Extendió hacia mí un recipiente con agua. ━Bebe. Ya falta poco para llegar.

El sol caía y la noche no tardaría en tomar su lugar. ¿Realmente había dormido gran parte del día? Fue imposible no cuestionar cuánto se debía al cansancio de mi cuerpo y cuanto crédito ameritaba mi escolta grisha.

━Alina desapareció de verdad, ¿No? ━pregunté, juntando el valor.

Su mandíbula se tensó. ━¿Por qué crees eso?

━Porque estoy siendo escoltada por un pequeño escuadrón grisha que me abordó con el tema de mi hermano ━comenté con sorna━. Crecí con ellos y soy perfectamente consciente de que los actos de uno muy rara vez están desligados del otro. Así que, ¿Estoy en lo correcto?

━¿Tendrás una idea de a dónde podrían haber ido?

Negué. ━Si lograron cruzar la sombra, cosa probable pues Alina tiene el poder, supongo que se habrán colado en algún barco y partieron hacia los Santos saben dónde.

━¿Y si estuvieran de este lado de la sombra?

━¿No los habrían atrapado ya?

Sus labios formaron una amplia sonrisa. El carruaje se detuvo y las ordenes en el exterior no se hicieron esperar.

━Vamos ━instó━. Ya llegamos.

El campamento lucía caótico. Algunas tiendas estaban medio derribadas, otras completamente destrozadas y unas tantas con la tela ennegrecida en señal de haber sido alcanzadas por fuego. Parecía que los soldados hubieran abandonado sus puestos con descuido.

Pese a lo breve del trayecto, alcancé a ver lo suficiente para comprender la magnitud de los acontecimientos.

Me guiaron a través de la entrada de la enorme carpa negra y me empujaron dentro. Me sentí como la carnada lanzada dentro de la jaula de un peligroso depredador. Bien podría serlo, el Oscuro no gozaba de una reputación precisamente amigable. Maldita Alina, pensé mientras avanzaba con cautela, lista para salir corriendo de ser necesario.

Las sombras bailaron a mi alrededor y, donde un segundo antes sólo se vislumbraba oscuridad, ahora podía apreciarse una mesa dispuesta con la cena. Además, sentado en el sitio principal, el Oscuro me observaba detenidamente. Sus ojos de color mercurio me escrutaron con una profundidad escalofriante por infinitos segundos, pese a su inofensiva postura, las piernas me temblaban.

━Bienvenida, Iryna. Siéntate.

Una de sus manos realizó un ademán de invitación, señalando la comida. Mi estómago se quejó, pero mis piernas se negaban a responder. Algo en él me mantenía en mi sitio. No te confíes, me aconsejé, asesinarte no representaría el menor esfuerzo para él.

Sentía que estaba por firmar mi sentencia de muerte.

Lo estudié con detenimiento. Su cabello ligeramente revuelto, como si se hubiera pasado los dedos recientemente. Uno de sus codos se apoyaba contra el reposabrazos del asiento y con su mano sostenía su barbilla desganadamente, casi parecía aburrido.

Casi.

Bastaba con mirarlo a los ojos para saber que su apacible actitud ocultaba debajo al depredador siempre listo para atacar.

𝔖𝔬𝔪𝔟𝔯𝔞 𝔶 𝔣𝔲𝔢𝔤𝔬 | 𝔗𝔥𝔢 𝔇𝔞𝔯𝔨𝔩𝔦𝔫𝔤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora