21. HABLANDO CLARO

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¿Debía entrar sin más, o debía tocar la puerta?

Estaba en la empresa, finalmente, estábamos empezando el mes de abril y la vaina era la siguiente: Jimin seguía echándole bolas para leer mis mensajes pero sin contestarlos, yo no había probado ni el olor de una buena comida por andar de pobre.

Pero es lo que tiene ser madre soltera cuando una es de escasos recursos; Mushu ya tenía su camita, un juguete y le había comprado lo mejor que podía conseguir para que comiera, había leído que la perrarina no era muy saludable para los animales después de mucho tiempo, así que mientras que Mushu andaba viviendo su mejor vida, yo no tenía ni para hacerme una arepa, porque no tenía ni siquiera una sartén.

La última vez que comí fue cuando la vecina trajo unas galletas y las dejó en la puerta por si acaso, la pandemia y tal, y después, algunas cosas que pude robarle a una compañera que andaba tragando en la agencia.

Porque claro, quien iba a decir que las modelos iban a ser tan necesarias hasta en tiempos de enfermedad, todavía teníamos que ir a la agencia cuando tocaba trabajo, eso fue de casualidad que me la conseguí y nos caíamos bien.

Ahora que lo pienso, yo creo que ninguna ha comido un coño pero por razones diferentes.

Tenía clases de forma virtual, por suerte el departamento era lo suficientemente amplio y mi teléfono mucho mejor que cuando llegué, así que no me daba tanta pena, igual me iban a criticar mi caminata y toda vaina, que más.

Como el ballet, según tiktok.

Así que mientras me rugía esa tripa como el coño e' la madre y quería apuñalarme el estómago para ver si se me pasaba la vaina, que más, me tocaba soportar la vida de ser pelabolas.

No había sido tan fácil llegar ahí como parecía; primero, esperar a que el sapo de Taehyung confirmara que podía pasar ahí en recepción porque aunque habían unos cuantos pelagatos, jodían un coñazo para poder permitirme el acceso; de vaina permitieron que pasara, pero no es que hubieran muchos guardias, todos estaban haciendo lo que podían con la pandemia, solo que habían trabajos como esos que eran muy arrechos de acceder. Me sorprende que todavía anden pendientes de la vaina y no se les cuele cualquiera.

La última vez que estuve aquí entré con uno de los mismos bities, así que de bolas que no me iban a decir nada.

Yo no sé qué arreglos había hecho el pajuo de Taehyung, pero después de que habló en recepción a través de una llamada que me costó saldo, pude pasar y me dieron una indicación de ir por las escaleras sin tocar el barandal y de ahí fuera a una sala que tenía el número "2-36"

Apenas llegué al siguiente piso, andaba toda cagada por ver qué iba a pasar. Si iba a ver a Jimin, ni siquiera sabía qué le iba a decir, no había pensado en nada más que en venir, por mensaje era más fácil porque tenía tiempo para ver qué podía decir, en persona no, de paso que soy una caída de la mata.

En eso me encontré a otra sapa hijueputa, la propia Anya con tapabocas y guantes y se detuvo justo frente a mí cuando dijo mi nombre.

—¿Clío? ¿Que haces aquí?

—Épale.

Que vaina. Me habrá reconocido por el pelo e' escoba que tengo o porque no cambio de ropa ya que siempre cargo la misma.

De todos modos, no sabía ni qué le iba a decir a esta loca, teniendo en cuenta que todavía pienso en que a la perrita esta le gusta o Jimin o Taehyung y con los dos me relaciono, ando es pilas, mosca con una vaina, así tal cual.

Lo que me faltaba es que le gustara Jimin, no porque me lo fuera a quitar, ya de eso me encargo yo con tantas cagadas que hago, sino porque eso sería tremenda ladilla.

EL JALABOLAS DE JIMIN, park jiminWhere stories live. Discover now