10. LA SALIDA DEL SÁBADO (II)

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Cuando llegamos a esa maldita colina yo ya estaba más que mamada, pero igual había ahorrado mi botella de agua para poder seguir tomando una vez en la cima, después me volvía a dar sed y culo.

Jimin y yo seguíamos hablando en todo el camino, igual que el resto, aunque, de vez en cuando, todos nos unimos a un mismo tema de conversación y me agradó saber que podía hablar paja con sus amigos y con las novias de sus amigos sin ningún problema. Al final el verdadero peo era yo, que ellos pensaban que iba a salir de sapa y cagarla, me imagino, pero capaz ya se les pasó la huevonada.

Para cuándo subimos, Jimin me estaba esperando para que no me quedara atrás porque Laila y Jiyu estábamos chismeando cositas como para conocernos mejor y éramos las últimas.

—Ajá y cuál es la monda en esta vaina entonces.

Me tiré al piso apenas pusieron la gran sábana del picnic en el piso. En realidad, eran dos como para una king size porque teniendo en cuenta que éramos un coñazo de chamitos, en una normal no la daba. El césped estaba lindo y las vistas al cielo, a los árboles y al lago que estaba en medio que podíamos ver desde allí, era precioso, lastima mi Motorola, no puedo tomarle una foto decente sin que se vea pixelado. Lo que callamos los pelabolas.

Nadie me respondió, capaz porque no me entendieron o porque les supo a culo, más nada se rieron de mí y el resto tomó asiento. Jimin se acomodó con cuidado al lado de mí, quitándose el bolso igual que el resto para sacar la comida que trajeron, estos multimillonarios más le vale que hayan traído algo bueno, porque me ruge esa tripa como si estuvieran haciendo cacerolazo dentro de mi barriga.

—Si quieres recuestas la cabeza ahí —Jimin dejó el bolso acostado al lado de donde yo tenía la jeta.

Negué de una vez. No vale, ese no sabe que me da pena o qué. Me acomodé mejor, así de paso daba chance a qué también se sentaran dónde yo tenía las piernas, las crucé para sentarme como indio y repetir la posición del resto, me di cuenta entonces que Jungkook y Taehyung habían seguido de pajudos por ahí hasta que volvieron; Taehyung me sonrió, sentándose justo en el espacio que yo había dejado de libre.

Bueno, por sapa es que me pasan las cosas.

Tampoco es que todavía me cayera mal, más nada que andaba pilas de una vaina, por si acaso, si así de fácil me invento películas con Jimin y eso que ni tan producidas más nada porque tal, lo que me faltaba es hacerle un crossover con otra película y que el protagonista fuera Taehyung, no vale, que peo.

Me gustan catires, se jodió. Eso no es tan específico, porque es que se vuelve catire y todavía me la puede pelar.

Aunque... No tiene nada de malo, ¿Yo por qué soy tan gafa? No le voy a gustar a Jimin, mucho menos le voy a andar gustando al otro careculo, tal vez solo está siendo amable, igual que todos estos pajuos, ando pensando en pajaritos preñados, en que todos quieren conmigo sabiendo que tengo historial de que ninguno me para bolas, no tengo el chivo ni el mecate, ¿A qué le tengo miedo?

Capaz puro ando de ilusa creyendo huevonadas más nada por quien sabe qué y ya, tal vez ando demasiado hipnotizada por el otro pajuo catire que ya le andaba siendo fiel y más nada somos y siempre seremos panitas, yo como marica.

—Épale —le saludé con un asentimiento.

—Hola —sonrió. Andaba de buen humor, el careculo no tiene cara e' culo por los momentos, su que claro, no es que yo pueda confirmar que sea un amargado aparte de que me dejó botada y tales, solo que se ve así cuando está serio—. Al fin me hablas desde que llegamos.

—Que pajuo, le saludé cuando nos vimos.

—Mentira, yo te saludé, dejaste que Jimin hablara por ti y después en todo el camino tampoco dijiste nada.

EL JALABOLAS DE JIMIN, park jiminWhere stories live. Discover now