18. UN PALO DE RON

448 91 164
                                    

Habíamos pasado un mes en esta mierda.

Era marzo, el que pronto cumpliría años sería Yoongi y estaríamos de ahí esperando al mío, que era el más cercano. De los siete, todos estos hijueputas cumplían de septiembre para allá, nojoda, los únicos empezando el año fueron Yoongi y Hoseok.

Y la pagaron caro porque tendrán que esperar al año que viene para celebrar algo si quieren. Yo, bueno, siempre pelo bolas y aunque no lo hiciera, siempre hacia los mismos planes, este año nada más hay que ver si llego viva y soltera o muerta y empatada, quien sabe.

Por lo menos ellos eran famosos y millonarios, a uno qué le queda.

Jimin se había encargado de buscarme ropa y todo lo que necesitaba, incluyendo vainas para la regla. Yo ni había salido de esa casa, primero, porque no me dejaba, segundo, porque estaba cómoda, tercero, porque si salía no tenía ni algo que hacer, y bueno, así estaban las cosas. El jalabolas de Jimin no desaprovechaba ni una solita oportunidad para andar empegostado a mí, de lo que no me iba a quejar si no fuera por el chalequeo de las otras perras malditas. Me había hecho más cercana a Taehyung porque hablábamos paja a cada rato, y también me hice panita de los demás pero dependiendo de la personalidad que tenga un día; con todas me siento bien andando con Jimin, y lo preferiría más, pero los otros también son chéveres y de vez en cuando es bueno socializar sin querer zamparle un beso al jalabolas ese.

Estábamos en el mes en el que la ONU se había estado peleando o yo no sé qué monda, disque la tercera guerra mundial pero esos memes en Twitter yo no los entendí.

Mientras tanto, Jungkook me hizo descargar un juego en el teléfono y yo, como ahora no tengo más un perol sino que me compré lo mejor que mi presupuesto me podía conseguir, acepté, así que nos la pasábamos jugando cualquier mierda que viéramos multijugador y sobre todo del estilo shooter, es decir, que me puso a descargar Call of duty, yo era tremenda mierda pero habían más mierdas que yo así que era entretenido y satisfactorio, a eso se unió Taehyung, luego Hoseok y después Jimin. Por las noches nos reuníamos en la sala y nos poníamos a jugar.

—Verga, marico, no, quedé yo sola, ¿Quien juega por mí?

—Nadie, dale, tu puedes.

—Si perdemos por mi culpa después no digan nada.

—Aprende a jugar mejor para que no te andes poniendo nerviosa.

—Y viene a hablar el más sapo de todos, chamo, el que dió la primera sangre. Mamelo.

Así era todo el tiempo, me daba hasta miedo cagarla cuando jugábamos buscar y destruir, hasta saltaba del susto cuando me mataban, ellos solo se burlaban de mí, lo entiendo, yo también lo haría.

Es que ellos también, dejaban sola a la que no sabía jugar bien, como estúpidos.

Aunque tan mal no podía jugar si me mataban de última, ellos que son carnada fácil, eso es lo que pasa.

La cuarentena fue una mierda porque todo el mundo se enfermaba, daba susto, salir a la calle era no ver a nadie porque parecía un apocalipsis, ya ni policías habían por ahí, eso estaba solo después de las doce de la tarde. En la mañana había poca gente, pero había; igual que en Venezuela hacían con la gasolina, aquí permitían que salieran según el último número de la cédula.

Apenas entrando a marzo, dieron el anuncio de que esto era oficialmente una pandemia. Una vaina mundial pues. Freya empezó a finales de febrero y mi papá dijo que aquí probablemente empezarían pronto, pero que todavía no decían nada de la cuarentena.

Hasta eso se demora en llegar allá, por lo menos, nojoda.

Por otro lado, Layla se había despedido y se iba con sus padres el día que le tocaba el número de la cédula, claro, seguro pensó que esto no iba a durar tanto y aprovechó el tiempo al máximo con el jevo, pero ella tenía a su familia aquí y también necesitaban de ella.

EL JALABOLAS DE JIMIN, park jiminWhere stories live. Discover now