Shouto conoce a Izuku en el consorte de su matrimonio.
Se le hace un chico hermoso y según su padre un chico talentoso, pero callado que le dirige una mirada neutra que le hace no saber que pensar, sobretodo el camino que llevará su matrimonio que e...
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Izuku ignoró la ráfaga de viento helado que se manifestó cuando se quedó estático viendo a enfrente, teniendo a aquella persona mirándole con aquellos ojos tranquilos y serenos, los cuales le parecían amables y maternales, pero al mismo tiempo curiosos por su presencia demasiado llamativa que le hizo conocer a Momo Yaoyorozu unos años atrás.
Sabía que su padre lo regañaría y lo volvería a castigar por no comportarse de la manera formal que le enseñaron desde que empezó a actuar como un omega imperial del Norte y no sólo como lo que se creía que era, un sin estatus.
—Hola pequeño, ¿estas perdido en la casa?, ¿quieres que busquemos a tu madre?
Esa voz tan amable le agradó, su madre también era buena y había tenido ese cariz en su voz para él, porque ella le hablaba cariñosamente antes de que se conociera su estatus, pero ya no veía por él, ya no le miraba a la cara y eso lo lamentaba porque todo se fracturó sin más, ni menos en su relación de madre e hijo.
—No temas, no le diré a nadie que te encontré, menos al señor Midoriya.
Izuku se mostró ligeramente asustado al oír el nombramiento de su padre, siendo evidente para la mujer que le observaba esperando su acercamiento, el cual poco a poco se hacía para grabar en su memoria su apariencia delicada, que se notaba cansada por algo difícil de definir, la piel pálida y el cabello albino como su padre, sabía quién era.
—¿Usted es Rei Todoroki?
—Correcto. Dime, ¿eres hijo de Hisashi?, ¿cómo te llamas?, jamás te había visto con los niños aprendices y herederos de los clanes.
—Soy Izuku Midoriya, un omega…u-un gusto.
Rei al escuchar de manera oficial quién era, se agachó con cuidado viendo que el niño se parecía en algunos aspectos a Hisashi, pero a la vez era muy diferente, era más amable y bonito, quizás porque era un omega diferente al común, pues los Midoriya tenían ese yo no se que, que sin importar su estatus eran presencialmente especiales como se lo dijo su madre y padre cuando era pequeña.
—El gusto es mío, también soy una omega del Norte pero me case con alguien del Sur. Te están enseñando a ser un omega perfecto, ¿cierto?
Él asintió, llevaba cuatro años aprendiendo modales, usar kimonos elegantes e incómodos y por supuesto ser un buen líder en el futuro del clan Norte que sería dirigido por él y apoyado por la persona con la que se casara y él le diera hijos.
Era agotador y muy doloroso aprender de Hisashi que no se tocaba el corazón cuando lo golpeaba con objetos o su propia mano cuando no entendía y sobretodo al desobedecer; sinceramente ya estaba harto de todo ese sufrimiento sin fin.
—Sí. —contestó mirando al suelo.
—Dime, ¿qué haces rondando por aquí?
—Mi padre tiene visitas, por eso interrumpió mis clases personales con él, creí que era Momo. —dijo apenado.
