8. Tacto Indeseado

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La varilla de bambú silbó en el aire y se azotó sobre su espalda mientras se encogía en su lugar quejándose en un chillido de dolor callado entre sus labios

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La varilla de bambú silbó en el aire y se azotó sobre su espalda mientras se encogía en su lugar quejándose en un chillido de dolor callado entre sus labios

Otra vez mal, otra vez estaba en problemas, todo lo que hacía estaba mal y merecía un castigo que odiaba con cada partícula de su joven ser.

—¡Basta!, ¡por favor detente! —quería gritar, pero la última vez que lo hizo su rostro sufrió un golpe con esa varilla y  el castigo duró más tiempo de lo normal.

Era un abuso que el fuera golpeado y maltratado cuando no era su culpa de forma directa, sino de ellos que también querían lastimarle como lo hacía su padre. Otra vez chilló apretando los labios dejando que las lágrimas cayeran por sus mejillas, maldita fuera la pubertad y el celo.

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Las hojas del libro se pasan suavemente, Izuku miraba las hojas con tranquilidad a lado de Shouto que se mantenía callado, demasiado para lo bien que se habían llevado en las últimas tres ocasiones que se vieron donde dos de ellas sirvieron para checar un poco del libro que era explícito y bien ilustrado para vergüenza de ambos que poco a poco fueron leyendo comprendiendo más de la fisonomía de su pareja. El libro regalado por Keigo y Fuyumi había hecho comprender más cosas del famoso sexo. Izuku no podía mentir con el hecho de que ver esas imágenes explícitas en ese libro, le hacían sentir una ligera excitación y no es porque las imágenes fueran incitadoras a esa sensación, sino que su mente empezaba a pasarle una mala jugada al pensar en Shouto con él en una circunstancia así, pues el olor del alpha estaba tan cerca de él y el hecho de que le gustara tanto este, lo excitaba ligeramente hasta el punto de que al llegar a casa la primera vez de leer el  libro se masturbó con la imagen del alpha cuya fantasía se vio apoyada con el olor que había adquirido cuando lo abrazo en la sala del té antes de despedirse.

Por supuesto poco después se sintió culpable de haberse tocado, suspirado el nombre del alpha entre sus almohadas siguiendo el movimiento de sus caderas y su mano adormecida por su peso; se había sentido como un pervertido y cuando se lo contó a la única persona en la que le confiaba todos sus comportamientos fuera de los lineamientos de omega imperial —los cuales empezaron a ser más al comprometerse con Shouto—, él se burló y le dijo que era normal hacer algo similar siendo un omega que ya debía de estar en su límite al estar comprometido conviviendo tanto, teniendo un olor o símbolo de deseo tan cerca y viendo ese libro que lo incitaba a querer satisfacerse, aunque sea con su propia mano, enfatizando que se sentiría más satisfecho cuando su alpha lo tocara.

Se sintió tan avergonzado que no podía ver a Shouto a los ojos que preocupado le preguntaba si se hallaba bien, obviamente no le decía de sus fantasías que surgieron por culpa de las imágenes explícitas, pero a raíz de esto empezó a ser un poco más abierto con el alpha. Solo que ahora no estaba la agradable atmósfera entre ambos, estaban tensos y él sabía porque, por ello la garganta le quemaba y se sentía tan culpable que solo veía las hojas del libro sin leerlo y es que no era algo que pasó hace mucho, sino que fue antes de su llegada al hogar Todoroki, donde Shouto era consciente del olor con el que venía, pero no decía nada y eso le amargaba.

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