Shouto conoce a Izuku en el consorte de su matrimonio.
Se le hace un chico hermoso y según su padre un chico talentoso, pero callado que le dirige una mirada neutra que le hace no saber que pensar, sobretodo el camino que llevará su matrimonio que e...
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La mirada grisácea y azulada se centraba con intensidad en Izuku, la presencia de esas personas le pesaba, jamás había sentido tanta presión por una mirada en su vida y aceptar todo lo que le ofrecían con una supuesta cortesía era lo único que podía hacer, mientras apretaba los dientes sofocando su olor de inquietud.
—Sabes, si llegas con tu prometido oliendo a ella, te meterás en problemas.
—Lo sé, pero le explicaré, porque tengo entendido que ustedes lo saben y es algo que no puedo evitar. —dijo sintiéndose patético por depender del olor de Momo de esa manera. —Además, ha sido la última vez.
La mujer alpha de ojos azules sonrió cómplice al omega, claro que lo sabía, porque Hisashi no podía hacer nada contra aquella necesidad en su pobre hijo que había adquirido ante la presión y el estrés, donde querer sentirse querido y reconfortado por el olor de alguien que no fuera ninguno de sus padres, era común en los pocos omegas imperiales que llegaron a sufrir la educación tan estricta que llegó después del ancestro del omega Midoriya que al tener un comportamiento indecente fuera del matrimonio, hizo que se adquiriera ese tipo de educación como una obligación impuesta por las otras cuatro familias imperiales de ese momento en el Norte, incluidos los padres que concordaron en dar esa educación a los futuros omegas que no debían enredarse con otros alphas o betas y mucho menos tener ese comportamiento tan rebelde. Por fortuna el alpha con el que se metió ese omega era su futuro esposo, pero nadie podía asegurar que algo similar con otros omegas no pasaría.
Ese omega Midoriya aparte de ser símbolo de desgracia, era símbolo de fortaleza militar que ayudó en abarcar más territorio desplazando a los otros clanes. Sin dudas el pasado de los Midoriya era bastante interesante, donde el linaje de omegas se había limitado a tres omegas hasta ahora en todos esos años y uno más interesante que el anterior, por ello sería un gran beneficio que se casara con Shouto, solo debía alejarse de Yaoyorozu porque la alpha era una amenaza al futuro matrimonio Todoroki y Midoriya; y al Clan de las Flores.
La dependencia del olor alpha por parte del pequeño omega para todas las familias imperiales del Norte no era una sorpresa, de hecho, lo que sí fue una sorpresa era el tiempo que soportó toda esa presión, la cual fue más de la que Rei Himura tuvo cuando fue educada.
Izuku notó la hora en el reloj de cola de la habitación, siendo obvio para las dos alphas que habían pedido su acompañamiento en el hogar de una de ellas en la orilla de la frontera del Norte, antes de verse con Shouto.
—Entendemos que tengas que retirarte, espero puedas acompañarnos una próxima vez.
—Sería un honor señora Himura, Todoroki. —se dirigió a las que serían las abuelas de Shouto cuya sonrisa amable ocultaba sus intenciones sobre el pobre omega.
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—Vaya pequeño Shouto, no sabía que eras tan travieso. —silbó el rubio que cerró la puerta fusuma, al mismo tiempo que Izuku apretaba los labios suspirando de alivio por saber que el alpha rubio se veía relajado con su presencia y de esa manera que él no controló.
