–¡Indra!– a pesar de su falta de afecto físico, respondió mi abrazo con sorpresa cuando salté sobre ella –¿Cómo ha estado todo por aquí?– nos separamos y suspiró.
–Por el momento hay paz– sonreí.
–Pero claro que hay paz, Lexa es la comandante– acomodé mi espada –Supe que mató a la reina de Azgeda, me hubiera gustado estar ahí para celebrar con ella– su gesto fue un poco raro, pero lo ignoré.
–¿Lograron calmar a las aldeas?– asentí. Lexa me había mandado a cargo de un ejército para apaciguar lo que podría desatar una guerra entre los clanes
–Fue un poco difícil, pero no iba a decepcionar a mi...– recordé que estábamos en público y reí –No podía decepcionar a Heda– solo unas pocas personas sabían de la relación que teníamos.
–Las cosas han cambiado estas semanas, _____– tomé algo de comida que estaba en la mesa.
–Me contaron que unió a Skaikru como el clan trece, Heda es expectacular– asintió –¿Cómo se llama la chica del otro clan? ¿Clarke?– afirmó nuevamente –Quiero conocerla, Lexa debe estar muy contenta trabajando con ella, Heda y Wanheda juntas, eso no se había visto antes– miré hacia la torre –Te veo luego– nos despedimos y corrí hacia el gran edificio para ir a ver a Lexa.
Llegué al piso de ella y me pareció extraño que los guardias no estuvieran, quizás Lexa no estaba. Supuse que debía estar en algún otro lugar cuando llegué a la puerta de su habitación y no había nadie fuera, así que decidí entrar para esperarla.
Abrí la puerta dando un paso dentro de la habitación pero me detuve enseguida al ver la escena. Lexa estaba dándome la espalda así que no notó mi presencia, pero la rubia se separó del beso, clavó su vista en mí y luego le indicó a Lexa que alguien estaba en la habitación.
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La comandante se giró con determinación, quizás pensando en reclamar que no se puede llegar y entrar así a su cuarto, pero cuando me vio su gesto duro cambió enseguida a uno de culpa.
–_____...– hice un gran esfuerzo para que mis ojos no se pusieran llorosos, pero fallé rotundamente.
–Me mandaste al otro lado del territorio, es un viaje de tres semanas...debí suponer que querías mantenerme lejos para meter a alguien más en tu cama– mi voz tembló un poco y la rubia la miró confundida.
–No...no es eso lo que pasó– se levantó cubriendo su cuerpo con una de las sábanas.
–¡Fui a pelear por ti! Estuve a punto de morir porque no me respetan como lo hacen con la comandante– dije riendo sarcásticamente –Te quedaste para hacer la paz con Skaikru– dije enojada –¡Me mandaste a mí porque ibas a estar ocupada hablando con ellos! ¡No para follándote a su líder!– la empujé y solo agachó la cabeza –Vaya forma de lograr la paz, Heda– miré al lugar de la cama donde yo solía dormir y estaba Clarke –Primero Costia y ahora esto, ya veo que las personas no cambian– no dijo nada y me retiré.
