10.5. Yo lo seduciré

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¡Malditas costumbres!

El abuelo tenía chofer personal; a los lugares donde iba con él, si me perdía, solo debía tratar de ir al estacionamiento para ubicar un llamativo auto, y pedir que me llevaran a cualquier lado. Incluso con Thomas la situación era bastante similar, en el pasado me dio un par de cerebros no estropeados.

Este error, por primera vez, fue un acierto bueno.

―Señora Lozano, por aquí. ―La voz de una mujer me sorprendió, su forma de dirigirse a mí era extraña.

―¿Me hablas a mí?

―Por supuesto, usted es la única esposa del señor Thomas Lozano.

―¿Quién eres?

―Roxy, su chofer, ¿no me recuerda? ―dijo ella.

Lo pensé bien y...

―Mmm no te recuerdo bien, pero ¡las albóndigas! ―exclamé con alegría. Mi desilusión se fue de manera paulatina, ¿me habré confundido?―. ¿o no? ―agregué.

Ella rio.

―No importa.

―¿Qué haces aquí?

―Su esposo me pidió que la esperara aquí, dijo que usted podría salir y necesitar un auto para movilizarse.

Otro acierto por parte de Thomas, siempre podía entenderme.

―Bien, vámonos a la academia Lozano.

―Será un gusto llevarla.

Ahora que lo pensaba bien, Roxy debería ser la misma chica que me ayudó a preparar una cena para Thomas. ¿Lo era o no lo era?

Me costaba recordar su rostro, más ahora que no lo podía ver.

―¿Cómo está? ―preguntó ella.

Arrugué la frente ante esas formalidades y esa amabilidad, solo quería un chofer que me llevara al sitio sin hablar ni tratar de relacionarse conmigo. Las relaciones sociales eran molestas; si Roxy era la misma mujer de antes, recordaba que había intentado llevarme bien con ella porque Thomas lo había sugerido, pero ahora realmente no quería hacerlo.

―Bien ―respondí, tajante.

Roxy soltó una risa incómoda, no volvió a hablar en absoluto durante el trayecto.

Al Llegar, pedí ayuda a un estudiante que andaba de paso por el estacionamiento. Pedí que me llevara a un número de salón específico que Alice me proporcionó antes de firmar un contrato, sucedió antes de encontrarme con Thomas en el banquete. La primera persona con quien quería hablar era con Thomas, pero su hermana y su madre me capturaron primero.

Dos mujeres de cabelleras rubias muy llamativas permanecían de pie al final del pasillo; frente a ellas, un hombre de cabello negro saltaba a la vista. ¿Thomas?

Mis pasos se apresuraron, haciendo más ruido de lo que habitualmente haría con estos tacones.

Como resultado, la atención se volvió hacia mí, haciendo que los presentes se voltearan en mi dirección. Me sentí nerviosa. Tan pronto me acerqué, sentí una escalofrío subir por mi espalda, haciéndome estremecer. Al elevar la vista, noté a Thomas con una expresión molesta.

Me metí en problemas.

―Perdón, llego tarde.

Alice era fácil de reconocer. Su cabello corto, pegado a su cráneo la hacía destacar entre las demás; y ese lunar justo debajo del ángulo de su ojo izquierdo era su esencia para mí.

Seduciendo al chefWhere stories live. Discover now