7.5. Escenario incierto

Start from the beginning
                                    

―¿Y tú, hijo? ¿Tienes los mismos objetivos? ―El abuelo se volvió hacia Mark.

―No, ―dijo Mark con resolución―. Solo quiero matar el tiempo.

Silencio. Mark era el más desinteresado, pero no sabía que lo sería hasta ese punto. No comenté nada, sabía lo que se sentía no poseer ambición ni saber qué hacer, aunque sí desear tener algo a lo que aferrarse.

―Mmm ―musitó el abuelo, no convencido por las palabras de Mark.

Solté una carcajada fuerte. Conocía muy bien a mis hermanos, los adoraba tal cual eran, y no era mi intención presionar a ninguno. Hasta que Mark supiera lo que quería hacer, sería bueno para él matar el tiempo en una academia culinaria, en vez de quedarse a holgazanear en la casa solo para ser aplastado por la rutina.

Encontré a Mark mirándome a hurtadillas. Noté cierta chispa de vergüenza en sus ojos, como si esperara un regaño de mi parte o manifestara mi desacuerdo por su respuesta.

Tomé el teléfono que tenía sobre las piernas y lo dejé sobre la mesa, luego tomé el recipiente que contenía las verduras y le serví un poco en su plato.

―Come más ―le dije.

Él me miró con asombro, enseguida apartó la mirada.

―Bueno ―respondió, sonrojado.

Sonreí.

―Tú también, Dustin. ¿Quieres más carne? Podemos pedir...

―Es suficiente. Estoy lleno ―me interrumpió.

―Está bien. ―Me volví hacia mi abuelo―. ¿Y tú, abuelo? ¿Te sirvo algo?

―El postre, quiero el postre.

Reí.

―Bien, bien, deberíamos empezar con el postre.

La pantalla de mi teléfono se iluminó, llamando mi atención al instante. Esta vez no vibró ni sonó, pero esta insistencia me inquietaba.

―Mira, puede ser urgente.

Asentí con la cabeza. Desbloqueé la pantalla y entré directamente a los mensajes solo para encontrar un par de fotografías curiosas ahí. Al ver a la pareja, me sentí muy incómoda y le respondí a Alice con un simple signo de interrogación.

Por el traje, el cabello y la forma en que el hombre mantenía las manos en los bolsillos, incluso su actitud tranquila, eran detalles suficientes para advertirme que era Thomas Lozano, pero ¿y esa mujer a su lado?

La mujer tenía un distintivo cabello rubio que caía en ligeras ondas sobre su hombro desnudo. No vi nada más, voltee el teléfono sobre la mesa, disgustada.

De pronto mi humor cayó al suelo. ¿Qué pretendía Alice al enviarme estas imágenes?

Mi estado de ánimo debió advertirles a mis hermanos y a mi abuelo que algo andaba mal, sentí sus miradas llenas de enfado y de interés genuino, como si se estuvieran preparando para una batalla. Podía percibir su sed de aplastar al responsable de mi cambio de humor.

Estos hombres no dudarán en hacer cualquier cosa por mi.

―¿Qué pasó? ―Fue mi abuelo el primero en romper el silencio.

―Nada.

―No parece ser el caso. Describe ―me ordenó, en un tono autoritativo.

―Es como comer el mejor platillo del mundo, pero el postre no está al nivel. ―Suspiré. Teníamos un buen momento con mis dos hermanos y mi abuelo, luego recibí estas desagradables imágenes.

Seduciendo al chefWhere stories live. Discover now