Capítulo Veinticinco: Aaron

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Empezamos desde las 7 AM a prepara todo para la tarde, nos costó mucho levantarnos temprano. Ya estaba todo listo, nos reunimos todos para almorzar.

— Cuando vea a Efrén le diré que me pase tu número de cuenta bancaria. Así podré hacer el depósito para pagar esto, sé que tú no lo recibirás. — menciona Bradley llevándose un bocado de huevo revuelto a la boca. Kael ríe.

— ¿Quién es Efrén? — pregunta Jazz curiosa. Yo ya sabía que era su abogado, el padre de Adam.

— Efrén Taylor, mi abogado.

— ¿Tienes un abogado? ¿A los 19? ¿Eres exconvicto o algo así?

— No. — ríe de nuevo, me gustaba verlo a gusto disfrutando de todo. — Soy dueño de este y varios hoteles, es por eso. — Jazz me voltea a ver y asiento, su boca forma una gran O.

— Tú pagaste todo. — achina los ojos. — Brad, cuando encuentres el número de su cuenta bancaria me la pasas, yo también haré el depósito.

— No es necesario. — Habla Kael.

— Oye, todos sabemos que tus intenciones son buenas y que probablemente el dinero no sea necesario pero no es el caso para dejarte pagar por todo, a mí ni siquiera me conoces del todo y hace poco menos de dos semanas te quería golpear. — reprimo una sonrisa.

— No te culpo por querer golpearme. — bromea, continuemos desayunando y disfrutando del tiempo que nos quedaba en Hawaii, al terminar me encargué de avisarle a mis padres sobre mi regreso.

— ¿Ya está todo listo? — me alejo de la maleta que costó cerrar porque llevaba recuerdos para todos en casa.

— Sí, ya todo está empacado.

— Okay, Rick ya viene por el equipaje. — salimos ambos al pasillo, el mismo señor que se encargó de recojernos y de llevarnos a la finca de avionetas estaba organizando las maletas junto con otro par de hombres.

En el pasillo estaban Jazz y Bradley listos para partir, salimos del hotel y me despedí en silencio del maravilloso lugar, nunca lo olvidaría. Tampoco lo que había pasado, nos subimos al auto y partimos al aeropuerto, no despegué mi mirada de la ventana para poder apreciar el lugar.

Llegamos y subimos al avión, en todo el vuelo Kael sostuvo mi mano y aminoró los nervios que sentía.

...

Dulce hogar con clima nublado, venía de un lugar cálido y soleado y el cambio de clima me pega mal.

La brisa al bajar del avión estaba acompañada de partículas de lluvia. Me empezó a picar la nariz horrible, genial, resfriado en puerta.

— ¿Alergia al clima?

— Sí, resfriado asegurado. — Kael hace una mueca fingida.

— Serás una mocosa. — ruedo los ojos divertida. Llegamos a nuestro vecindario, sólo quería llegar y dormir, en todo el viaje los nervios no me dejaron conciliar el sueño, por otro lado Kael se durmió recostado a mi lado. 

El auto se detuvo frente a casa, Jazz y Bradley se habían ido en Uber a casa. Mamá estaba afuera con un paraguas, me saluda con la mano y se acerca corriendo a nosotros, me sonríe. 

— Hola cariño. —  abre la puerta y lo primero que hace es abrazarme, la lluvia estaba tomando intensidad, a mi lado aparece  Kael. 

— Hola señora Booker. —  mi madre le sonríe. 

—  Hola, dime Lucy. — mi madre me manda miradas de diversión. —  Mírate, tienes un hermoso bronceado. — menciona viendo mi piel. 

Salí del auto y algo me cubrió de inmediato. Mmm, chaqueta negra, el chico de ojos grises se encargó de taparme bien antes de salir completamente.

La Realidad De Los Chicos Malos Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ