Cap. 37. "En casa"

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Un mes, ya estábamos instalados en la casa, Matt y Rebecca nunca se enteraron de mi embarazo y de mi perdida. Me sentía abrumada. Justin me trajo a la ciudad para comprar algunas cosas. Y mientras el estaba en una reunión camine y camine lo que pude comprando cosas que necesitaba. Las bolsas las deje en su carro y me compre un agua y me senté en un banco con vista al parque.

Un lugar que no me resultaba tan agradable como en otras ocasiones. Los niños saltaban y corrían por doquier. Montándose en los lindo columpios azules y verdes. Deslizándose por el fango, sus risas y miradas inocentes me hacían reprimirme al sonreír. Las madres sentadas en otros bancos conversando al respecto de sus vidas en casa y que les preocupada. Una mujer embarazada paseaba de la mano de su esposo viendo a los más pequeños, pensando que quizás ellos estarían correteando a su hijo cuando naciera. Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas. Yo quería esa vida de la que aquellas se quejaban. Yo les tenia recelos por no poder satisfacerme con un bebe.

Lo tuve y lo perdí. Me carcomía por dentro viéndolas entre risas, algunas quejándose de como sus hijos se comportaban mientras otras decían sentirse de forma maravillosa.

El hecho de vivir la experiencia de la que a mi se me había negado. En mi vientre había un bebe, un bebe que ya no esta. Debía superarlo pero se me hacia mas difícil a medida que transcurrían los días y me sentía mas melancólica. Me sentía más sola. Justin se iba muy temprano y volvía a final de tarde. Yo con mi reposo no podía hacer nada. Por suerte y ya había terminado. Y mientras esperaba una semana para empezar a trabajar me dedicaba al aseo de la casa.

Me había convertido en una ama de casa, mi madre lo desaprobaría si se enterara, yo naci para que me sirvieran, a su opinión, la mía es tan diferente siempre quise independizarme y hacer las cosas por mi misma y darle el valor que se merecen

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Transcurridas las horas veía como las madres recorrían el parque con cochecitos de distintos tipos, unas iban otras venían, constantemente el lugar se llenaba de risas y la inocencia de los niños parecía iluminar todo a pesar de que ya estaba oscureciendo. Justin me llamo preguntándome donde estaba, mi voz se apago al decirle que me encontraba en el parque.

Yo observaba cada cosa. Como el tempo cambiaba y como me observaban las madres mientras yo estaba sola en aquella banca, ¿que hará esa mujer en aquel banco? ¿Por que esta sola? ¿Estará llorando? Se preguntarían aquellas mujeres que me detallaban de lejos, murmurando acerca de mi presencia que todo lo advertía.

Mire el cielo oscuro, los niños iban con sus madres para regresar a casa donde el calor de una familia les acogería. Una niña de cabellos casi rubios paso a mi lado con sus grandes ojos miel bien abiertos, esbozo una sonrisa radiante mientras yo la miraba con dulzura atónita al momento, la nena alzo su mano con una flor, me la estaba dando, estirando sus pequeños bracitos me dijo «señorita esta flor la eh tomado especialmente para usted» tendría unos 4 años. Yo sonreí con mi corazón en la garganta, tome la flor con temor, mis manos temblaban y ella las tomo con sus manitas poniendo la flor en mis palmas. Su sonrisa llegaba a mi corazón

Señora: hola, disculpe usted señorita, mi hija me ha insistido en regalarle una flor

-de verdad - me sonroje

Era hermosa, así de seguro hubiera sido nuestra hija, con los ojos de Justin y el cabello entre amarillo y pelirrojo, a sus 4 años hubiese sido una perfecta modelito. Si es que no seria varón. Mis ojos la vieron agradeciéndole por ello.

-muchas gracias, es hermosa la flor, la guardare siempre

Niña: oh por favor - me decía sentándose a mi lado para verme mejor

¿YO?¿Casarme?¿con el?Where stories live. Discover now