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HADANAE ABRAZABA A ROSITA mientras la adulta también le correspondía, abrazando a la joven que tan desaparecida había estado por unas semanas, pero ahora, estaba ahí abrazandola.
-- Cuídate mucho ¿Si? Te voy a extrañar -- Dijo Hadanae con sus ojos cristalizados.
-- Voy a volver Hada, no llores -- Dijo Rosita mirándola.
Hadanae se quedo en silencio unos segundos, mirando las facciones tan atractivas de su amiga. Queriendo grabarlas en lo mas profundo de su ser.
-- Debes decirle a Eliott que te gusta -- Dijo Hadanae por fin, sorprendiendo a Rosita.
-- ¿Qué estas diciendo? No haz estado por casi un mes y asumes cosas estupidas -- Dijo osita con el ceño fruncido, esquivando su mirada.
-- Sabes que tengo razón, te digo que los observo y los cuido -- Dijo Hadanae rodando los ojos -- Debes decirle, y si alguien muere hoy, debes ser igual de fuerte.
-- ¿Andas de consejera hoy? Nos veremos de nuevo, relájate -- Dijo Rosita desordenándole el cabello.
Hadanae vio a su mejor amiga irse a paso seguro, su corazón apretándose al saber que quizás no seria completamente cierto lo que había dicho. La castaña vio a Rosita alejarse, por lo que cuando ya no la miraba, Hadanae seco sus lagrimas con la magna de su camisa, y se fue rumbo a la casa.
Hadanae estaba acostada directamente en su casa, su cabeza reposaba en la almohada de su lugar, su cabello corto estaba repartido por el lugar, sin embargo, Hada esperaba algo.
La castaña no había ido a buscar lo que había escondido hace unos días, puesto que Maggie la había tenido monitoreada 24/7, pero hoy había salido con todos, solamente una persona cuidaba su puerta, y esa persona había acordado salir con su novio en menos de cinco minutos.
Como si no se fuera a dar cuenta.
-- Sh, no hay que dejar que lo note -- Escucho que susurraron, para luego unos pasos y risillas.
Era su momento.
Hadanae se levanto de un salto, tomando la radio con la que se comunicaba con todos los exploradores, y salió de la habitación con sus pies descalzos. La joven avanzo por los pasillos del hogar, hasta llegar a su antigua habitación.
Donde le lloro a Carl por semanas.
Hada ignoro sus malos recuerdos en la estancia, y la abrió lentamente mientras sus ojos se empañaban, pero no se detuvo hasta volver a tener el sobre en sus manos. La chica vio nuevamente la nota, sonriendo levemente, mientras volvía a cerrar todo, y volvía al cuarto donde se suponía que estaba.
