43. Volver al hogar

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La habitación del consultorio de Suno era realmente fría, aunque claro, estando en la capital del norte en donde el invierno nunca acaba, cualquier lugar es extremadamente frío, pero sin duda el consultorio lo era aún más.

Estaba recibiendo mi último chequeo de rutina. Finalmente, había logrado superar mi enfermedad estaba curada al 100%, mi nuevo corazón era completamente saludable y fuerte.

— Bueno mi querida Lime, oficialmente te doy de alta — exclamó Suno con su enorme y característica sonrisa. La emoción creció dentro de mí, estaba tan feliz, mis manos estaban temblando.

En ese momento la puerta del consultorio se abrió y por allí entraron los hijos de Suno, traían consigo un lindo pastel decorado como un girasol. La pequeña se lanzó a mis brazos, había crecido bastante, ya tenía 4 años, casi 5 y era sumamente enérgica.

— ¡Felicidades, Lime! — exclamó la pequeña pelirroja abrazada a mi cintura.

— Muchas gracias, Sayu — respondí devolviendole el abrazo.

— Tu corazón ya está listo para vivir un sinfín de emociones — dijo Sota despeinando mis cabellos en una amigable caricia.

— Sí, aunque en realidad no es mi corazón — comenté, distraídamente mientras pasaba mi dedo por el glaseado del pastel y lo llevaba a mi boca.

— Lo es desde el momento en el que tu mamá te lo dio — rebatió Sota, tomando asiento en el sillón que estaba detrás de mí.

Aún recordaba aquel día, hace 3 meses, el día en el que mi mamá decidió morir para donarme su corazón. Fue en una mañana en la cual, el sol resplandecío como pocas veces, el paisaje tenía un aire esperanzador, te hacía sentir que todo sería posible. Yo llevaba ya varios meses sin mejorar, mi corazón se había quedado estancado y, por si fuera poco, comenzaba a deteriorarse nuevamente. Suno, nos habló a mi madre y a mi respecto a la segunda opción, aquella que solo había mencionado al inicio, el primer día que llegué y de la cual se negó a dar más detalles en aquel momento.

Pues bien, ahora entendía porque no había querido ahondar mucho en el tema, se trataba de un transplante de corazón. Aquella era una operación sumamente complicada puesto que, hay muy, pero muy pocos donadores, es decir, si vas a regalar tu corazón es porque estás muriendo por alguna otra razón ¿no?

Suno nos explicó las dificultades que implicaba aquella cirugía, nos dio un tiempo para pensarlo y, en cuanto Suno salió de la habitación, mi mamá se sentó junto a mi en la camilla y tomó mi mano con fuerza mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas. Aún recuerdo sus palabras.

— Mi corazón es tuyo, evitaremos buscar un donante, yo te lo daré —. Dijo acariciando mi cabello, yo estaba atónita, pero cuando intenté negarme ella puso un dedo sobre mis labios y siguió hablando — Yo me enamoré, desde que era muy joven quedé perdida e irremediablemente enamorada de tu padre, un hombre fuerte, atractivo y muy varonil, era trabajador y exitoso. Me deslumbre con él, nos hicimos novios y posteriormente nos casamos, él siempre me amó, lo sé, puedo estar segura del amor que sentía por mí, pero siempre me dijo que no deseaba tener hijos. Sin embargo, después de 3 años quedé embarazada de ti, al principio me pidió que abortara, pero... yo no podía hacerlo — continuó hablando con las lagrimas corriendo por sus mejillas — yo sí deseaba ser madre y quería tenerte. Logré convencerlo, pero él nunca llegó a amarte, y yo cometí el peor y más grande error de mi vida... Anteponer mi amor por él por sobre ti. Yo lo amé locamente y ese mismo amor me llevó a seguirlo ciegamente y dejarte de lado a ti. A mi pequeña y preciosa hija. Gracias a Kamisama que el viejo Lao te dio todo el amor que yo no pude —. Continuó ella sollozando mientras me apretaba contra su pecho.

En su ausencia || Dragón Ball ZWhere stories live. Discover now