reflection

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Quiero ser libre

Quiero ser más libre que la libertad

Estoy feliz ahora, pero soy desafortunado

Estoy mirándome a mí mismo.

-Kim Namjoon

—¿Eso quiere decir que no sabes quién soy? —Logré preguntarle cuando salí de mi estupor momentáneo.

—¿Debería? —contestó confundida frunciendo el ceño.

—Sinceramente no comprendo — mascullé más para mí mismo, aun así, me escuchó.

— A ver ¿Crees que de alguna forma sé quién eres incluso antes de haberte visto en el café?

Suspiré.

—Me veo en la obligación de ponerme serio porque esto me sobrepasa, está demás decir que las palabras que pasamos ese día no fueron suficientes, a lo que me refiero es a la forma en la reaccionaste cuando hiciste contacto visual conmigo. El movimiento de tus pestañas, la neutralidad forzosa de tu voz, la evasión. Mas adelante te veo y por alguna razón decido saludarte, me ves y hoy estamos aquí. Admito que te di la razón, estuve de suerte y vi esto como una oportunidad para no perderme y confíe porque ... según las estadísticas es una ciudad muy segura, la cuestión es que, ni siquiera sé tu nombre —ella contuvo la risa sin ningún disimulo ante semejante atropello de argumentos míos— pero aquí estamos porque en el fondo tenías este deseo.

—Tal vez el deseo no fue solo mío, porque ayer, sino hubieras llamado mi atención no te hubiera visto... pensé que te habías preguntado esas cosas antes de llegar aquí. Por cierto, soy Helmi, Helmi Turunen —se presentó extendiendo su mano.

— Kim Namjoon — contesté estrechándole la mano brevemente.

Lo que estaba sucediendo me hacía sentir al borde, nunca había vivido una situación similar y mi cerebro decidió meditar en ello justo cuando ocurría, era ridículo. No comprendía como me había dejado llevar, me tomé esto tan a la ligera que ahora me siento como víctima de un hechizo, más objetivamente, de mi curiosidad, he de admitirlo.

Ella no sabía quién era en realidad, entonces ¿Cuál fue el motivo real de sus reacciones?

— Será mejor que disfrutes del paisaje, cuando lleguemos a la isla te contaré sobre lo que he estado meditando — dijo finalmente sacándome de mis cavilaciones para dejarme anonadado otra vez.

Ella se alejó y me dio la oportunidad de contemplarla. Tenía el pelo atado con un lazo, sin embargo, el viento era más fuerte y lo hacía ondear como una bandera. La ropa que llevaba era discreta y neutral, como el que no quiere llamar la atención, jeans azules, una polera beige y zapatos deportivos. Yo también iba vestido de forma similar, aunque no creo que su objetivo fuera el mismo que el mío, supongo que ella no tenía nada que esconder.

Desde el extremo contrario se volteó a mirarme, sus ojos oscuros daban el aspecto de poder atravesar y ver dentro de mí, no encontraba otras palabras para explicarlo, algo estaba pasando dentro de mí, me sentía cómodo y tranquilo, aunque no había una razón que pudiera citar para confiar.

Una vez arribamos a la isla se unió a mí, me guio en silencio por el pueblo y cuando terminamos de ver todos los museos se detuvo cerca de unas ruinas mirando profundamente hacia el mar.

— ¿Eres de aquí? — se me ocurrió preguntarle.

Había supuesto algunas cosas y resultaron no ser, a partir de ahora preguntaría.

— Si y no. Hace mucho tiempo que vivo aquí, pero no nací aquí. Prefiero no decirte donde porque nunca sentí que pertenecía ahí y para mí no tiene sentido, Helsinki es mi casa.

— Creo que solo había escuchado eso en películas — dije un poco aturdido por la respuesta.

— La mayoría de la gente reniega de sí en secreto, pero para mí no tiene caso mentir.
La patria no te recompensa a menos que hagas algo tan sobresaliente que les impresione, pero no todos tienen suerte de obtener oportunidades que se dirijan al verdadero deseo que uno tiene dentro de sí, al final lo que importa es sentirte parte en lo simple.

— Tienes razón, lo importante es que tienes tus cimientos y tu hogar aquí.

— Así es, por otro lado, creo que es momento de contarte eso que prometí decirte. Como ya analizaste mis acciones iré directamente al punto. Ese parpadeo que percibiste fue lo más extraño que me ha pasado en la vida, más bien el hacer contacto con tus ojos.

— ¿A qué te refieres con mis ojos? ¿Qué tienen? —solté sin tan siquiera meditarlo un momento. Mi forma de analizar las cosas, en este caso, se estaba distorsionando.

— A mí misma, me vi reflejada en ellos. Pero no el reflejo natural de los ojos, cuando miras a alguien y ves tu silueta, quiero decir, tuve la sensación de haberme visto en un espejo y también lo que llevo dentro, no encuentro otras palabras, por lo que asumo que tenemos algo en común. Supongo que también estás evadiendo o escapando de algo —dijo con cierta tristeza — En esos segundos en los que te miré me sentí expuesta, fue como tropezarme con lo que tanto me empeño en ignorar, por eso sentí vergüenza y me costó procesarlo en pocos minutos y tener que seguir haciendo mi trabajo.

Me quedé mudo y ella volvió la vista al mar. Yo también hice lo mismo porque no comprendía cómo semejante cosa pudo haber ocurrido.

Luego de un rato volteó la vista hacia a mí y sonrió. Sus dientes inferiores estaban ligeramente torcidos, recordándome a Jimin, a mis ojos les pareció verla de otra forma, la vi con ternura y compasión. Aquella chica acababa de abrir sus sentimientos hacia a mí, me veía como su espejo y yo aun no encontraba palabras, pese a todo a ella parecía no incomodarle.

—Será mejor que abordemos ahora —dijo sacándome nuevamente de mi introspección —debes estar hambriento —a lo que yo asentí.

Comimos en silencio en un sitio bastante acogedor en el Antiguo Mercado, más tarde emprendimos el camino de vuelta, pero sentía que debía intentar hablar al menos para aclararme un poco.

—Sabes, me ha sorprendido que puedas expresar sentimientos tan profundos a un extraño. —dije todavía conmovido por todo lo que anteriormente me contó.

— Supongo que no eres tan extraño al final de todo, hablo así porque no tengo nada que perder y probablemente esto me ocurra una sola vez en la vida, por eso no me estoy cuestionando en si debo o no reprimirme, lo peor debió haber pasado y hasta ahora no ha pasado nada. Tal vez llegues a pensar que al igual que contigo me he expresado así con otros, puede que mi verdad para ti sea una mentira y es válido, no sé quién fuiste o de que te escondes o de quien te escudas, pero mi verdad es que, aunque no vuelva a verte a partir de hoy podré ir a dormir tranquila sabiendo que hay una fuerza que me empujó hacia ti para reencontrarme con el reflejo de mi verdadero deseo.

—Hoy no tiene que ser la última vez que me veas —solté como si hubiera ignorado todo lo anterior, pero sé que ella veía que estaba realmente atónito.

—Ya sabes dónde encontrarme, hasta entonces —se despidió dando la vuelta totalmente decida y sin mirar atrás.

Me quedé viéndola hasta que dobló a dos cuadras por la calle que estaba a la izquierda de la acera del hotel y se perdió de mi vista. Si de algo estaba seguro, por lo que restaba del día, era que no iba a perderla de la vista de mi mente. 

Forever Rain - Kim NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora