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Como las flores se marchitan y la fruta crece madura

Todo necesita irse a través del dolor

-Kim Namjoon

Sí, a pesar de que todos por mucho tiempo han elogiado mi inteligencia no recuerdo que día ocurrió. Ese día perdí la noción del tiempo y mi mente estaba sumergida en la lluvia, ese sonido tan familiar que permanece toda la vida.

Aquel día lluvioso ella también lloraba, no sabía que hacer o cómo actuar, solo podía escuchar el repiqueteo de la lluvia en la ventana que me decía "estoy aquí para hacerte la compañía que haga falta", porque sí, ella estaba frente a mí, pero su corazón estaba lejos, su corazón ya no estaba conmigo, ni con el mío. Ella ya no me acompañaba, de hecho, se estaba despidiendo, aunque a la vez se compadeciera de mí.

¿Ella estaba triste? Si, por supuesto. Este dolor era compartido.

Me estaba matando lentamente y me culpé a mí mismo por pensar que ella de verdad lo resistiría y si, resistió, hasta hoy.

Quise resentirme por decirme que nos abandonaba justo cuando faltaba tan poco tiempo para poder vivir una vida plena y como es debida. Me eché a atrás y volví la culpa hacia mí por desear tan fervientemente, que ella como un árbol resistiera, primavera, verano, otoño e invierno sin rechistar, no era justo que yo fuera todas las estaciones y ella el árbol.

Lo único que pude decirle, cuando terminó de decirme aquellas dolorosas palabras, fue "perdóname", ella dijo que no lo aceptaría, que no fuera tan noble incluso en este momento, que no aceptaría que me culpara por todo, que no la obligué a amarme, pero que, como todo un día, pasa.

Ella tenía un bolso de mano sobre una maleta pequeña y se aferraba a ella como si la vida dependiera de ello, como si la maleta emanaba una energía que le permitía estar de pie.

Me dijo que estaba recién becada en una academia del extranjero y que allí haría su postgrado, me sentí bien por ella, era demasiado inteligente, independiente y decidida, razón por la cual, naturalmente, me enamoré de ella.

Me fijé que se había cortado el cabello y que no llevaba maquillaje en el rostro. Con esta imagen me quedaría, la imagen de ella desalojándose de mi vida indefinidamente.

No la culpo por haberlo planeado así, en el momento no lo entendí, pero con el tiempo, en la cabeza y el corazón los sucesos terminan por ponerse en orden y aunque no tenga una explicación para los demás o incluso para uno mismo se termina por experimentar la sensación de haberlo comprendido.

—Se me hará tarde, no quisiera perder el vuelo — dijo después de tanta contemplación y asentí.

Tomó mi mano izquierda y me besó los nudillos, sabía lo que estaba por hacer, pero no lo creí posible hasta segundos después. Era como siempre, podíamos leernos los movimientos y las acciones, aunque para otros eso significara una falta de novedad, era nuestra forma natural y espontánea de vivir, para nosotros estaba bien, incluso hasta el último momento.

Me quitó el anillo y procedió a quitarse el suyo, los juntó en mis manos y me dijo "perdóname" como queriendo decir que yo lo soportaría mejor, pero para mi sorpresa juntó mis manos con los anillos dentro y ella las rodeó, colocó su frente en mi pecho y su voz resonó dentro de mí.

— Ojalá pudiera abrazar al mundo, a alguna fuerza del universo para recolectar al menos un tercio del amor que te mereces, me hubiera gustado poder habértelo dado yo, pero no puedo, perdóname Nam.

Mis lagrimas caían sobre su cabeza, pero ella no dijo nada, se puso de puntillas y yo agaché la cabeza, me besó en la frente y sentí como me atravesó la cabeza el último destello de su amor.

Volvió a besarme los nudillos y retiró los anillos de mis manos, los echó en una caja pequeña, la dejó caer dentro del bolsillo de su gabardina, del otro bolsillo sacó la llave de nuestro apartamento y la colgó donde siempre, supe que eso sería todo, que era lo último que dejaba, que no pensaba volver a cruzar nuestra puerta.

Yo seguía mudo, ella me conocía y me entendía, por eso no pidió que dijera nada.

Se quedó mirándome desde el umbral de la puerta y me dijo: — Sé feliz, es lo único que deseo que hagas.

Palabras simples que para mí se tradujeron en un pedido de auto misericordia, con aquello entendí que quería que, al igual que ella, encontrara mi camino, que siguiera aferrándome a lo de siempre, a mis pasiones, a mi familia y a mis amigos.

"Nadie puede anticipar su vida por delante" dijo Yoongi alguna vez mientras terminábamos un programa hace algunos años y aquellas palabras me resonaban ahora en la cabeza.

La vida es eso, mi vida era eso, hasta aquel momento di por sentado que podíamos anticipar cualquier cosa uno del otro hasta ahora.

— Hasta luego Nam — fue lo último que le oí decirme y cerró la puerta.

Algunas horas después me encontraba tirado en el sofá después de haber andado cada rincón viendo todo lo que había vacío. Su ropa, sus zapatos y su cepillo de dientes, sus cosas esenciales ya no estaban, solo dejó intacto el librero que habíamos llenado juntos.

La puerta principal se abrió, pero estaba tan terriblemente agotado que no podía siquiera moverme, solo vi la silueta de Seokjin y volví a cerrar los ojos.

— Se que estás despierto Namjoon-ah — dijo en un tono más tranquilo de usual. Sonreí un poco.

Se metió a la cocina y algunos minutos más tarde volvió a hablarme.

— Namjoon-ah — suspiró y abrí los ojos, le miré y me señaló para que me sentara en el piso.

Comimos en silencio y cuando terminamos me dio una de esas miradas gentiles que solo él sabe dar.

— Hyung ... — suspiré con la garganta aun reseca.

— Todo pasa Namjoon-ah, vas a estar bien. Por ahora lavemos los platos.  

Forever Rain - Kim NamjoonWhere stories live. Discover now