Capítulo XX

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Las clases ya habían acabado y se encontraba camino a casa, pero primero con una desviación bastante grande. Miraba a todos lados, notando el movimiento en aquella zona, llamando su atención.

Arregló su bolso, sintiendo que ya resbalaba por su hombro. Tenía que ver cuándo actuaría. Debía ser pronto. Claro, si se animaba.

Dirigió la vista de vuelta a Katsuki, quien se hallaba unos metros delante de ella. Lo seguía para hablar con él, aunque todavía no sabía qué diría. Quizás sentía apego por descubrir aquello que tanta incógnita le causaba. Y a sus demás compañeros, cabe mencionar; ese día, no tocaron el tema de las antiguas invitaciones ni del "Romeo", fue tranquilo como los anteriores a que recibiera la primera.

Comenzaba a pensar que parecía una acosadora, tampoco quería llegar hasta la puerta de la vivienda de Bakugo. Hasta dos o tres personas voltearon a verla confundidos. Esperaba salvarse con que pensaran que iban juntos, aunque no tan juntos.

—¿Quién mierda me está siguiendo?— se detuvo y volteó con un ceño amenazante, lo cual asustó a la muchacha. Quiso esconderse pero ya era bastante tarde: la acababa de ver.

Bakugo se relajó al verla.

—Perdona lo de mierda— dijo, sorprendiéndola.

—No te preocupes, no importa— soltó una ligera risita, para avanzar un poco, acortando la distancia.

—¿Qué necesitas de mí?

—Yo... Quisiera hablar contigo, Bakugo.

El de don explosivo simplemente quedó en silencio, aguardando a lo que ella quería decir. Takei comenzó a jugar con sus manos, esperando que lo que dijera fuera cierto y no pasar vergüenza con la persona equivocada.

—Tú... ¿eres quien me escribió todas esas invitaciones?

Sin rodeos, lo soltó de una vez por todas. Tenía la esperanza, y creía estar segura, de que se trataba de él. Pero su rostro que no se modificaba por nada en el mundo, la ponía nerviosa. Tal vez sí se había equivocado y pensó que era él por el simple hecho de que le gustaba.

Comenzó a sentir calor en sus pómulos, mientras se hacia un poco atrás, volteando a ver a otro lado. No había cambio alguno en Katsuki.

—Solamente...— aclaró su garganta —, quería corroborarlo. Perdona las molestias...— retrocedió lentamente, con intención de irse —Olvida esto, fue una mala broma, ¿no? Entonces ya me iré a casa. Nos ve-...

—Fui yo.

Sus ojos se abrieron de a par, sintiendo su corazón latir rápidamente. Entonces no era cosa suya.

—¿Acaso quieres burlarte?— desvió la mirada, con el ceño ligeramente más fruncido. Estaba avergonzado aunque no se notara muy bien.

—Yo... ¡No!— exclamó, llamando la atención de algunos que pasaban y la de Bakugo —Quiero decir... me alegra que... fueras tú y no alguien más.

—¿Por qué?— preguntó seriamente.

—Me gustas, por eso...

—Al menos tienes un buen gusto.

A su comentario, _____ soltó una risita, sin aguantar más los nervios. Provocó que el chico no dejara de verla.

—Sí, ¿crees?

Y la apellidada Takei observó como una pequeña sonrisa ladeada se pintaba en los labios de su compañero, haciendo que ella también lo hiciera, tímidamente. A él no le importaba mostrarse así, aunque fueran unos segundos, en público si ella estaba presente.

—Eso quiere decir... ¿qué yo también te gusto?— se atrevió a decirlo.

El de don explosivo continuó solamente viéndola de una tierna manera, que no hacía falta responder con palabras para saber que era un sí.

—Te invito un café.

15 votos= epílogo.

¡Si alcanza la meta, se actualiza mañana!

Besos ♥

TE INVITO UN CAFÉ |Bakugo Katsuki y tú|Where stories live. Discover now