Capítulo XIX

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Apenas llegó, se percató de que ya habían varios en sus compañeros allí. Algunos se copiaban la tarea o ayudaban mutuamente. Arqueó una ceja con gracia para irse a sentar, notando que Bakugo Katsuki aún no llegaba. Era extraño, y bastante. ¿Acaso faltaría ese día?

—Takei— volteó a ver a Sero Hanta que la veía con una sonrisa culpable —. ¿Me ayudas con la tarea de Literatura?

—Por supuesto— sonrió para tomar su bolso, a buscar sus apuntes.

Mientras tanto, recién estaba llegando el de don explosivo al salón, sintiendo como su corazón latía con fuerza. ¿Cómo llevaría adelante él su plan?

Estaban los entrometidos de sus compañeros, y eso no le agradaba en lo más mínimo. Debía de ocurrirsele algo pronto y encontrar el tiempo perfecto para escribir una última invitación, procurando de que nadie lo viera.

Se sentó y, desde allí, oía como _____ le daba unas indicaciones al de particularidad de cinta respecto a la tarea. Luego llegó Midoriya que lo saludó primero a él y luego a los otros dos. Incluso los ayudó un poco.

Al ver que no había nadie cerca, sacó una hoja pequeña, un libro que utilizó como apoyador y lapicera. Y comenzó a redactar otra invitación sobre su regazo, haciendo su mejor caligrafía mientras que, de vez en cuando, por el rabillo del ojo, revisaba que nadie lo viera.

Tenía suerte y más cuando acabó. Guardó todo menos el papel, que leyó una y otra vez, pero no le terminaba de convencer. Su letra estaba un poco corrida y su redacción no era de la mejor, hasta quería agregar unas palabras más y quitar otras. Notó como la muchacha volvía la vista a su lugar, como si fingiera no haberlo visto. Y esperaba que así fuera. Con suerte, tenía bien escondido ese papel entre sus manos.

—¡Gracias, Takei! ¡Eres mi salvadora! Construiré un monumento en tu nombre— agradeció exageradamente Hanta, mientras se retiraba a su asiento, al igual que Deku.

—No es nada— dijo en medio de una risita la muchacha, recostándose en su lugar.

Al ver su mueca en sus labios, sintió que realmente era un cobarde y ya no debía seguir intentándolo. En definitiva, se rendía. La tercera no era la vencida, y menos con todos sus compañeros presentes y ella que parecía estar alerta.

Rompió el papel en varios pedazos, para terminar destruyéndolos con su don, para no dejar evidencia alguna. Se sacudió las manos y volteó a ver la por la ventana. Ahora debía librarse de los pensamientos que tenía respecto a ella, temiendo que eso tardara demasiado.

Debía admitirlo, aquello lo desilucionaba y más de sí mismo. ¿Cómo pudo ser así? Le debía importar nada los demás y seguir lo que él quisiera. Por ejemplo, si quería levantarse ahí mismo e ir a decirle que la invitaba a tomar un café, lo haría. Quizás.

Por su parte, _____ miraba su banco, haciendo líneas invisibles sobre este con uno de sus dedos. Algo de hacia un rato llamó su atención, y fue el papel que tenía Bakugo hacia poco. Pero, ya mismo, no sabía si pensar que lo destruyó porque no quería entregarle otra invitación, o era un papel de baja relevancia.

Dirigió la mirada al suelo, cerca de sus pies. Allí había un pequeño pedazo de hoja. Por el rabillo del ojo, vio en varias direcciones antes de agacharse a recogerlo, sin que nadie la viera.

Pero, sin siquiera leerlo, se llevó una sorpresa. Y, tontamente, fue dibujando una sonrisa. Al menos, se trataba de Bakugo Katsuki.

¡El final cada vez más cerca!

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Besos ♥

TE INVITO UN CAFÉ |Bakugo Katsuki y tú|Where stories live. Discover now