Capítulo 19

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Acacia.

-no soy como tú- respondo molesta mientras me suelto del agarre de Agapios en mi brazo- soy mucho mejor que tú.

Sus ojos azules solo me miran a medida que cada palabra deja mi boca.

-sé cumplir las promesas que hago y sé cumplir con mi palabra- solo lo miro molesta- algo que parece no es un hábito para ti.

-Acac...

-Acacia nada- interrumpo- te acostaste con alguien más, bien, tú lo has dicho, nada de esto es real, pero nuestras palabras lo eran- aleja un poco la mirada- creí que eras leal y que podía confiar en ti, pero, creo que no, estaba equivocada.

Trago saliva mientras un nudo se forma en mi garganta, solo comienzo a retomar mi camino hasta que llego a mi habitación, sólo me tumbo sobre la cama mientras me cubro con las cobijas.

¿en qué momento creías que podías confiar en él, Acacia?

Mentiría si digo que no hubo algo dentro de mi que se rompió, porque sí, me dolió lo que confesó, me dolió el saber que estuvo con alguien más. Aquella parte de mi que lo admiraba y respetaba había caído.

Sé que nada de esto es real, sé que no debo sentirme mal por lo que él haga con su vida, pero, ¿por qué las personas debían romper la confianza que los demás ponían sobre ellos?

Abrazo la almohada a mi lado, algo dentro de mi se ocultaba una vez más, aquella pequeña Acacia que algún día fui se escondía de nuevo con miedo a que más traiciones pasaran.

Solo miro la luna a través de la ventana, solo me quedo mirando ahí hasta que me quedo profundamente dormida.

-¿puedes llevarme a la cafetería, Neo?- pregunto al hombre que ocupaba el mandato en la seguridad de Agapios.

-por supuesto, señorita- sonrío mientras agradezco.

No quería estar aquí en la mansión, no quería ver a Agapios, estaba molesta con él, su confesión, sus palabras, todo esto me enfurece.

"Demuestrame que eres como yo"  malditos hombres. Por el Hades que le demostraré que soy mucho mejor que él

Subo a la Cadillac y Neo comienza a conducir mientras miro por la ventanilla.

Después de unos minutos llegamos, por órdenes de Agapios no podía salir sola de la mansión así que en la cafetería había algunos hombre cuidando al igual que algunos otros venían desde la mansión resguardando.

Solo bajo de aquí y me adentro al establecimiento, los empleados aquí ya me conocían, la primera vez que vine me había presentado con cada uno de ellos, había dejado las cosas claras, no sería la jefa a la que todos temían, pero, tampoco sería aquella jefa a la que todos ven la cara.

Entro a la cocina en donde las reposteras aquí me dejan hacer y deshacer, ellas me ofrecen todo y yo solo comienzo a mostrarles como serán los postres a partir de hoy, recalco los cambios que habrá y enseño también las nuevas recetas, ellas solo asienten mientras comienzan a seguirme el ritmo, prestan atención a lo que hago y poco a poco comenzamos a hablar relajadamente mientras reímos.

-creo que nunca habíamos tenido una jefa tan amable como usted, señorita Pride- sonrío mientras quito el mandil de mi cuerpo.

-me alegra ser la primera- respondo, les doy algunas indicaciones más y después salgo de aquí, miro mi celular, tenía llamadas y mensajes de Agapios, joder, me había desconectado de todo, maldigo mientras comienzo a buscar su contacto para llamarlo pero guardo de nuevo mi celular mientras lo veo afuera de la cafetería, está recargado en su BMW, tiene unas gafas de sol, su cabello negro está perfectamente arreglado y sus brazos están cruzados sobre su pecho, tiene un traje beige a la medida que se adapta a todo su trabajado cuerpo, los lentes en su rostro no me dejan ver sus ojos, pero, aún así puedo sentir su mirada sobre mí a cada paso que doy para acercarme a él.

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora