Capítulo 53

59.3K 4.2K 979
                                    

Agapios.

-no lo sé- Acacia responde mientras masajea su sien, suelto un suspiro cansado y molesto y solo me dejo caer sobre mi silla giratoria.

-piensa un poco más, Acacia- Neo insiste mientras señala el mapa sobre la mesa- ¿en dónde...

-¡no lo sé!- grita Afrodita poniéndose de pie- ¡llevamos horas aquí, he intentado recordar algo pero no!- hace a un lado la silla en la que estaba sentada- ¡no sé dónde mierdas está!

Su voz se quiebra y solo nos da la espalda.

Miro a Neo y al igual que yo se deja caer en la silla libre, comienza a aflojar su corbata.

-él abusaba de mi- comienza la castaña en la habitación- no era como si terminando de cogerme se pusiera a hablarme de su vida.

Mis puños se aprietan ante las palabras que suelta.

-él me proclamó como su mujer pero eso no significa que confiara en mi, nunca lo hizo, nunca confío en nadie- prosigue, da media vuelta y solo alcanzo a ver como limpia algunas lágrimas antes de enfocarnos de nuevo por completo- nunca confío en nadie, ni siquiera en su propia sombra, para lo único que me quería era para follar, nunca habló conmigo de nada, nunca decía nada más que no fuese "desnúdate".

Vuelve a acercarse a la mesa y toma su lugar de nuevo, mis nudillos se han vuelto blancos de toda la fuerza que empleo al cerrar mis puños.

Los tres nos mantenemos en silencio, Neo no dice nada, Acacia tampoco lo hace y yo menos.

-¿tienen ya al hombre que trajo la serpiente?- pregunto a Neo, Acacia baja la mirada y solo miro al castaño.

-se están encargando de eso- responde él- en cualquier momento deben de decir algo al respecto.

Volvemos a quedarnos en silencio.

Trago saliva llevando el enorme nudo que se había formado, llevábamos horas encerrados intentando encontrar la maldita cueva del hijo de puta de Cibran. La noche anterior había sido el atentado de la serpiente.

-¿saben quienes son los hombres que van a participar con Cibran?- es Acacia quien pregunta ahora, sorbe por su nariz y sube la mirada para vernos, Neo me tiende una lista.

-son algunos de los patrocinadores que hemos encontrado hasta el momento- antes de que pueda tomar la lista es Acacia quien la toma, mira los nombres qué hay escritos y solo veo como sus ojos grises se pasean en cada línea qué hay.

-los conozco a todos- suelta después de unos minutos, estampa aquella hoja de papel con dureza en la mesa- todos eran clientes de Cibran en Casa de muñecas.

Tomo la lista y miro los nombres, ninguno de aquellos hombres es conocido para mi, solo he llegado a escuchar algunos de los nombres.

-¿Qué hay con ellos?- pregunta Neo mirándonos.

Acacia se pone de pie.

-vamos a visitarlos- responde- si no hablarán por las buenas entonces lo harán por las malas.

Los ojos de Afrodita desprenden odio puro, está enojada, encabronada, quiere justicia y venganza, Medusa está brillando en su máximo esplendor.

Neo me mira y solo asiento con la cabeza, entiende y sale de aquí para preparar a los hombres que irán con nosotros.

-¿estás segura de que irás con nosotros?- pregunto una vez quedamos los dos en la oficina.

-sí- responde sin más, se pone de pie y sale de aquí sin nada más que decir.

Dueño de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora