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De malas ganas, le tocó realizar el curso, haciendo las cosas que la rubia les iba indicando a los alumnos.
Al finalizar el curso, salió rápidamente del aula, y fue a esperar a su amiga en el primer piso de la institución, pues al parecer, Jeongyeon ya había hecho nuevos amigos.

No le molestaba en lo absoluto, Yoo tenía ese encanto para socializar, pero no era lo suyo, por lo que decidió abortar la misión, y esperarla abajo.

Tenían una rutina, se conocían hace años, por lo que generalmente volvían juntas, pero claro, si la menor se dignaba a asistir a clases, obviamente.

No vivían cerca, para nada, pero Im se ofrecía a acompañarla hacia la parada de autobuses, y luego volvía sola a su casa, no tenía problemas con eso.

Iba bajando las escaleras, cuando escuchó pasos detrás de ella, y dedujo que era la peligris, después de todo, a esa hora todos los estudiantes están en sus casas.

— Hola — Oyó decir.

Se tensó al instante, y, un poco nerviosa, volteó a verlo.

— Hey, hola Jungkook — Vaciló, quedándose quieta en su lugar — ¿Qué haces aquí?

Él la miró con una sonrisa divertida — Es un colegio público, aquí asisto — Mencionó.

— C-claro, por supuesto, me refiero — Aclaró su garganta — Me refiero a que... ¿A que haces aquí en el colegio en este momento? Las clases terminaron hace una hora.

— Es que TaeHyung olvidó algo aquí, y como vivo cerca me pidió que venga a ver si todavía estaba en el colegio — Respondió, rascándose la nuca.

— Oh, ya veo — Pronunció.

Entre ellos, apareció un silencio un poco incómodo a su alrededor, en el cual, ninguno de los dos sabía qué decir o hacer.

— B-bueno — Habló ella, ganándose una mirada por parte de Jeon — Mis padres deben estar preocupados, ya debo irme, hasta luego — Se despidió, girandose para volver a caminar.

Dio tres pasos, y sintió un toque en su espalda.

— ¿Quieres que te acompañe? — Ofreció el chico.

La cara de la castaña se volvió roja, incluso de un rojo más fuerte que el del cabello del muchacho.

— D-digo, somos vecinos, ¿no? — Recordó rápidamente.

La joven, se iba a negar de inmediato, pero en un minisegundo, supo que sí hacía eso, lo tendría caminando cerca suyo de todas formas, a diferencia, que ese trayecto sería incómodo, incluso más incómodo de lo que sería si acepta.

— Está bien, vamos — Sonrió.

Él le devolvió el gesto, y terminaron de bajar juntos las escaleras, atravesando los pasillos de la instalación, para dirigirse a la salida.

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Nimin_36

Pepero Day ¬ NaKook Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon