Capítulo N°8 ~En el bosque.

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-¿Qué no te negabas? –sí, se enojó porque me negué. No quería, hasta que lo hiciste.

-Kri-Kris… -salió algo entrecortado y me sonrojé al ver la profundidad de mi voz. Sin previo aviso, me bajó pantalones y ropa interior, se agachó, la sacó de mí y la tiró lejos. Se paró, me alzó y por instinto rodeé su cuerpo con ambas piernas. La brisa que corría no era muy agradable, me ponía la piel de gallina y me hacía tiritar. En realidad, no sabía si tiritaba por la brisa o por la excitación. Kris me soltó y me sostuvo con una mano, por lo que resbalé un poco y sentí su miembro en mi entrada, aún con la ropa. Cerré fuertemente los ojos al imaginarlo entrando. Me agarré de su cuello mientras el hacía quién sabe qué cosa con su otra mano. Mi amigo palpitaba dolorosamente, quería tocarlo y atenderme, pero si me soltaba, caería redondito al suelo y no pretendía quedar con el trasero adolorido por un golpe. Si iba a quedar adolorido, debía ser por otra cosa. La mano de Kris volvió a mis caderas, para luego volver a soltarme. Esta vez, no resbalé tanto. ¿Qué estaría haciendo con las manos, que me soltaba? Comenzó a besarme el cuello y yo me dejé. Hacía chupones, besaba y lamía. Sin previo aviso y sin darme cuenta antes, su miembro entró con una fuerza increíble a mi trasero. Grité fuertemente por el dolor. Me resultó increíble que de las carpas que se veían, solo una luz se haya prendido y luego, apagado, sin tanto movimiento. Pero más me sorprendía la brutalidad de Kris. Mi primera vez había sido de lo más brutal, sin aviso ni nada. Me dolía. Mucho. Al punto de las lágrimas. Estaba llorando justo ahora. Las cálidas lágrimas se deslizaron por mis mejillas y quise que Kris me soltara y me dejara ir.

-Déjame… -dije, soltándome. Kris tenía sus manos en mis caderas, para mi sorpresa.

-Si te lo saco, te dolerá más… solo espera… -dijo él. No quería. Me dolía mucho. Era como si me partieran en dos. Era doloroso e incómodo. Me quería ir.

-Yo…

-¿Te negabas? Tu castigo. Harás lo que yo diga. Harás lo que yo quiera, cuando quiera, como quiera y donde quiera. ¿Oíste? –ante el dolor, incomodidad y sufrimiento, negué con la cabeza, mientras más lágrimas caían por mis ojos. Levantó ambas cejas y me miró desafiante. No bajé la vista y por esto, penetró fuertemente. Casi muero del dolor. Me aferré tan fuerte a su cuello, apoyé mi cabeza en su hombro y ahogué los gritos en su cuello. -¿Oíste? –repitió.

-S… sí –asentí, lentamente. Mi voz sonó ahogada, apagada.

-¿Es tu primera vez? –dijo él. Cerré los ojos. Dejé que las lágrimas se deslizaran por mis mejillas, que el miedo y el dolor me llenaran, las ganas de matar a Kris y huir se hicieran más presentes al pasar los minutos. -¿Lo es? –repitió.

-Lo es. Si, Kris, es mi primera vez, ¿Qué no me creías? ¿Qué no lo supusiste? ¡¿NO ERA QUE LO SABÍAS?! –me resultaba increíble que tuviésemos una conversación así cuando yo tenía un pene metido en el trasero, y me dolía como si el mundo se viniera abajo. No me respondió. En vez de eso, comenzó a besar mi cuello.

-No quiero que te acerques a Kyungsoo. Mantente alejado por tu bien, hablo en serio… -Continuó con los besos, y por unos segundos, me pregunté por qué me decía eso. De inmediato me distraje, cuando comenzó los vaivenes, haciendo que todo me doliera.

…………………………………………………………

Abrí los ojos y lo primero que vi fue la tela de un fuerte color púrpura en el cielo. Al instante recordé que estaba en una tienda de campamento, la carpa. Me giré y me topé con los gruesos labios de Kyungsoo, que yacía dormido y aparentemente, sin ánimos de despertar. Me alejé de él, más sonrojado que cualquier otra vez. Había sido solo un roce, pero estaba dormido y yo recién despertando. Esto… ¿cómo le vería la cara luego? No iba a poder. Sólo cuando intenté moverme más lejos, o sentarme para salir de la carpa, me fijé que él estaba abrazándome con piernas y brazos, como quién aprieta un oso para dormir. Alejé sus manos para que me soltara. Luego sus piernas. Esto era vergonzoso. Estaba por pararme, cuando sus brazos se enredaron a mi cuello. Para asegurarme de que dormía, pellizqué suavemente su brazo. Ninguna reacción. Alejé sus brazos y me tiré contra la salida antes de que hiciera otro movimiento. Por abajo estaba abierta, por lo que mi cabeza salió triunfal al césped fuera de esta. Miré a mi alrededor  y un par de cabezas me observaba desde la mesa, mientras se echaban pan a la boca algo divertidos.

El "Inocente" de QingDao. [TaoRis] [PAUSADA]Where stories live. Discover now