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El viento soplaba a través de la ventana de un aula semi vacía inundada por el olor a químicos de los experimentos ahí realizados. Los finos rayos de sol lograban filtrarse en la misma dónde el ahora joven Ishigami de 19 años, realizaba una prueba científica para refinar combustible como prueba de una evaluación, tan concentrado que fue abruptamente interrumpido.

-¡Senkū! -entró gritando al laboratorio escolar, Taiju, su amigo de la infancia acercándose a su lugar de trabajo.

-Tch, Qué ruidoso eres, grandulón -respondió el oji carmín tapándose un oído con una mano mientras con la otra seguía acomodando su experimento.

-¡Sabía que estarías aquí! Quería decirte que saldré con Yuzuriha a la nueva cafetería que abrieron hace poco cerca de aquí al terminar con las clases y ambos queremos invitarte.

- Ajá. Vamos grandulón, ambos sabemos que si van ustedes dos solos será un desastre. Después de todo, llevas más de 7 años enamorado de ella y no te haz confesado. ¿Porqué no solo le dices y ya?-dijo sonriendo maliciosamente.

- ¡planeo decirle! Sin duda, alguno de estos días me confesaré a Yuzuriha- respondió entusiasmado.- pero, Senkū, ¿y si ella no me corresponde? Solo arruinaría nuestra amistad y no quisiera eso.- continuó ahora algo decaído.

- ¿Qué dices, idiota? Es obvio que es mutuo. Podría apostar diez mil yenes por ustedes y sé que lo ganaría.- respondió sonriendo.

- Bien. ¡Lo intentaré! Gracias por tu apoyo.- dijo nuevamente animado.
- kukuku, en realidad no me interesa en lo más mínimo.-dijo sarcastico.
- Entonces ¿si vendrás?

- kukuku, está bien iré. Chrome no debe tardar en llegar con lo que lo he mandado traer así que seguramente también querrá ir ¿están bien con eso?

- ¡Oh claro! Nos reuniremos al finalizar las clases en la entrada de la universidad.- respondió mientras salía nuevamente del aula dejando atrás a Ishigami.

Pasaron aproximadamente dos horas cuando los cuatro lograron reunirse e ir al destino propuesto por la no oficial pareja. Senkū y Chrome iban caminando por detrás de ellos, a lo cual él aún con todo tiempo conociéndolos y teniendo su condición no lograba dejar de ver la manos de sus acompañantes delante suyo quienes estaban unidos en sus meñiques por un hilo delgado color rojo similar al de sus iris.

«Llevo años lidiando con esto, he indagado en Internet, artículos e incluso le he cuestionado al profesor Xeno que es a quien tenía más seguridad de hacerlo sin que se burlase de mí y podría darme una respuesta lógica, razonable y científicamente posible pero no hay nada, hasta él me dio una mirada como si me dijera que había aspirado un gas nocivo para el cerebro para preguntar algo semejante y ridículo como eso, en lo cual estoy sumamente de acuerdo, es ridículo incluso para mi.»

Llegaron al establecimiento, al entrar se percató que era amplio y contaba con buena iluminación natural que se colaba por las ventanas laterales, en el techo también había un tragaluz con pequeños ornamentales dónde cerca de ello colgaban lámparas diseñadas para iluminar además de la luna en las noches. Se desbordaba el aroma a café inundando cada rincón del mismo, espaciado y había una atmósfera relajada. «Quizás podría venir a trabajar aquí algunas ocasiones, no está mal.» pensó el de iris rojizos.

Yuzuriha dijo que había reservado una mesa en una parte agradable así que fueron guiados a ella y tomado sus respectivas órdenes. Chrome y Senkū habían llevado sus laptops para avanzar a sus respectivos proyectos pero sin dejar de lado la compañía de los otros dos, aún con lo adentrados que estaban podían mantener una buena conversación y crear un ambiente ameno y de confianza.

My Red String Of FateWhere stories live. Discover now